Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Ricci, R. 1999. Acerca de una epistemología integradora. Cinta moebio 5: 2-5

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Acerca de una epistemología integradora

On integrated epistemology

Dr. Ricardo Teodoro Ricci. Médico Clínico. Especialista en Comunicación Humana y Sistemas Humanos. Docente de Epistemología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán. Argentina

Introducción

Acotar un tema mediante definiciones es algo que puede volverse luego en contra del mismo autor, teniendo esto en cuenta es que trataré de iniciar el presente artículo definiendo, distinguiendo, para comodidad y ordenamiento propio y del lector. Mas adelante es posible que caiga en contradicción con estos postulados. Sirva lo dicho de pequeña advertencia.

Cuando me refiero a la palabra Epistemología estoy distinguiendo a aquella ciencia que se ocupa del estudio del conocimiento humano, específicamente del conocimiento científico. No es mi intención quedarme en esa definición puesto que considero que epistemología es, llevada al lenguaje cotidiano, una forma de "ver" el mundo, el punto de vista de la realidad. Cuando digo ver el mundo quiero decir "ver/hacer" el mundo, pues cuando veo las cosas al estar implicado con la existencia de ellas y al tener mi propio modo de verlas, las estoy haciendo de una manera particular, al modo mío.

Epistemología es pues, a mi criterio, ese punto de vista desde el cual me relaciono con las cosas, con los fenómenos, con los hombres y eventualmente con lo trascendente. Esto, que se produce en el ámbito personal y cotidiano, también ocurre en el ámbito científico, donde proliferan distintas corrientes y sistemas de pensamiento que resultan ser, en definitiva, formas de ver el mundo. Estas epistemologías "verán" el contexto de producción del conocimiento así como el contexto de su validación y aplicación desde su punto de vista, es decir desde donde ellas encuentran su sustentación crítica. Podríamos comparar a la Epistemología con un mirador u observatorio de la realidad que, con lentes más o menos agudos la mira críticamente, dándose cuenta que no se halla fuera de ella sino contribuyendo a constituirla, es decir, no es meramente un proceso de observación sino una participación activa en el hecho o fenómeno estudiado. Cabe citar aquí que, por poseer estas características, es evidente que también influye sobre lo que observa modificándolo.

Al agregar la palabra "integradora" estoy pretendiendo moverme hacia una posición que me permita ampliar mi "punto de vista" a lo que podría llamar "rango de visión", es decir una posibilidad más amplia; todo lo amplia posible para la aprehensión de la realidad con la mayor cantidad de detalles y matices, intentando evadirme de posturas dogmáticas y restringidas.

Es conveniente aclarar que "integración" nada tiene que ver con los llamados integrismos que justamente son sus opuestos, pues considero que integrismo es el lado de adentro de todo fundamentalismo. Estos tienen su forma de ver el mundo y por ello declaran a las otras visiones sumidas en las sombras del error. Es de destacar que hay fundamentalismos reconocidos públicamente y los hay también solapados detrás de "verdades" que no admiten controversias, incluso en el ámbito de la ciencia. Integración, por el contrario, es una postura de respeto, de suma, de síntesis, de agregación. La cuestión es que el punto de vista devenido rango de vista, se amplíe ante la consideración seria de cada criterio de verdad con el que entre en contacto.

La descripción de un pueblo es distinta si sumo las perspectivas de verlo desde un cerro cercano, desde la playa y desde el campanario de la iglesia de la plaza central, a la que lograría hacer desde la ventana de mi casa, sobre todo si además desconozco que los vidrios tienen un tenue tinte rosado.

El presente trabajo, naturalmente, no pretende agotar el tema de la Epistemología Integradora, cosa que por otra parte considero lo suficientemente imposible como para intentarlo, sino presentarlo y validarlo como una forma alternativa de ver el mundo. "Siempre es posible ver las cosas, por lo menos, de otra manera". Epistemología integradora desea ser una de esas "otras" maneras que durante los años los hombres han ido ideando para explicar–entender lo que los rodea. La diferencia es que su vocación es permanentemente de integración, lo que implica considerar atentamente las distintas formas de pensar e intentar integrarlas o al menos dejar la puerta abierta para que la integración sea posible en alguna oportunidad.

En el apartado siguiente desarrollaré algunos de los postulados sobre los que se sustenta esta epistemología; algunos ya son muy conocidos, otros no tanto y algunos, los menos, pueden resultar novedosos. El trabajo propio de la integración consiste no solo en descubrir algún tema útil para la presentación que se quiere hacer, sino en ver cómo éste se articula operativamente con los otros items y la forma en que va lográndose armar un corpus proposicional coherente.

El Cuidado de las Proposiciones

Es conveniente a la hora de elaborar un trabajo científico, así como al intentar cualquier tipo de relación con el otro, tener sumo cuidado con las proposiciones que se realizan. La franqueza y la lealtad de las mismas favorecen notablemente la interacción entre los seres humanos. Las proposiciones producen sustanciales perturbaciones de nuestra homeostasis para que luego, además, tengamos la experiencia de la desilusión, la mentira o el despropósito. La cantidad diaria de proposiciones incumplidas atenta contra la confianza relacional de los hombres entre sí. Partiendo de la premisa que de las relaciones que el ser humano va participando desde su infancia se va produciendo su humanización, es fácil comprender en qué medida se ve afectado por ellas y el daño irreparable que producen las contradicciones, las situaciones de doble mensaje, las incoherencias entre el decir y el hacer o entre el decir y el decir. Creo poder afirmar, sin temor a equivocarme que el deterioro de la relación producido por las proposiciones incumplidas sumado a otros elementos igualmente importantes, genera una sociedad humana desconfiada, artera, y poco propicia para el brillo de la verdad.

El tema tratado es de una extrema sencillez y a la vez de capital importancia, por eso he juzgado oportuno incluirlo en el presente trabajo en un lugar destacado.

Equilibrio de los Pares de Opuestos

El avance de la ciencia se produce en gran medida gracias al uso de los "pares de opuestos". Ellos permiten la distinción y el aprendizaje montados sobre la estructura lingüística a la que estamos habituados. Desde una postura integradora es conveniente salvaguardar el sano equilibrio entre ellos, de manera que permitan el contraste sin salirse de cauce ocasionando así la desproporción patológica productora de los consiguientes enfrentamientos. Notorio es que optando por una posición polar, cargándola de contenido ideológico se desemboca en la intolerancia que le ha costado a la humanidad millones de víctimas además de los cotidianos e insolubles enconos.

Es imposible negar la existencia del opuesto; aquello de que en un mundo azul no existiría el azul es absolutamente cierto; el contraste confirma, define, distingue. Sin embargo es perentorio hacernos cargo de la existencia de los opuestos poniendo en juego un espíritu de tolerancia. En nuestras actividades diarias estamos acostumbrados a usar cotidianamente tal o cual método y a confesarnos comprometidos en su ejecución, hasta allí todo va bien. El inconveniente deviene de la consideración de exclusividad excluyente del mismo, en detrimento de los demás, tanto en referencia a sus propios procedimientos cuanto a las personas que los llevan a cabo.

En definitiva lo conveniente, repito, es que los pares de opuestos sean respetados en su adecuado equilibrio, aunque éste es seguramente inestable, pero que podría soportar una desviación de mayor o menor grado dependiendo del asunto de que se trate.

En oportunidades se ha planteado la abolición de los pares de opuestos optando por uno de ellos y haciendo una graduación interna del mismo. Ejemplo: Existe la salud, no la enfermedad; lo que llamamos enfermo es solo un grado mínimo de salud y lo sano el grado de mayor salud posible. Quizás sea válido para algunos aspectos de las ciencias incluido el citado en el ejemplo, pero creo que lo expresado es camuflar la existencia inexorable de la polaridad. Es sólo eventualmente suavizarla.

Reconozco no estar haciendo una propuesta de fácil consecución, aunque destaco su consistencia y viabilidad a la hora de observar el mayor entendimiento mutuo. Incluso la mirada desde esa posición equilibrada abre un espectro de mayor continente y contenido que resulta en una mejor aproximación al elemento estudiado, lo que no significa perder de vista el medio en el cual se encuentra inserto y que le está haciendo de marco y de contraste. En suma, la existencia de los pares de opuestos es condición de existencia.

Lo expresado se patentiza en el hecho de que en las relaciones humanas, el evitar el compromiso excluyente que lleva en sí misma una posición polar, asegura la exclusión del dogmatismo con una consiguiente mejoría en la aproximación al otro. He constatado este hecho en la cotidiana práctica médica, cuando al aproximarme al enfermo me reconozco también como un individuo en necesidad, muy parecido por lo tanto al individuo que necesita de mi auxilio. He podido, al entenderlo mejor (por vivenciar su realidad), llegar más cerca en su compleja intimidad. De hecho, nuestra situación, si la queremos considerar diferente, solo lo es meramente por una cuestión de tiempo.

Diferencias y Semejanzas

Un tema íntimamente relacionado con el anterior es el del procesamiento cognitivo de las diferencias (Makinistián, Rosario, 1998). Defino de esta manera al proceso mediante el cual el individuo incorpora en el ámbito de su propia epistemología o punto de vista las diferencias que percibe, que lo perturban y que lo cuestionan. La existencia de las diferencias es indudable y debe ser salvaguarda a toda costa. En un proceso de integración, las diferencias son asimiladas dentro de las posibilidades racionales, relacionales y existenciales de cada individuo para que no se constituyan en obstáculos insalvables en la interacción con los otros, sino por el contrario lo faciliten. La existencia de las diferencias debe ser estimulada convenientemente para que el proceso de individuación se efectúe de modo satisfactorio.

Como telón de fondo de las diferencias se encuentra el gran mundo de las semejanzas, se podría decir con acierto que los humanos somos más parecidos (semejantes) que diferentes. Teniendo conciencia clara de esta realidad es que podemos efectuar la priorización de las semejanzas respecto de las diferencias. En la relación, la cual considero la operación que permite al hombre desarrollarse como tal, al limar las aristas diferenciales no permitiendo que actúen como agentes de división, se produce una aceleración del proceso integrador destacando las semejanzas.

En un proceso sutil y de alta calidad humana las diferencias son procesadas cognitivamente y asimiladas existencialmente de tal manera que se incorporan al individuo humano habiendo perdido su carga de disociación y separatividad para, eventualmente comenzar a comportarse como semejanzas.

El proceso integrador se ve beneficiado notoriamente por la asimilación de las diferencias y priorización de las semejanzas.

Circularidad y Totalidad

Para avanzar en nuestro intento de diseñar una epistemología de integración es adecuado hacer una breve consideración acerca de los modos de pensar. El razonamiento clásico, lineal de causa y efecto ha de ser necesariamente suplementado por el razonamiento cibernético o sistémico. Lo dicho no significa abandonar o descartar el planteo de causalidad lineal, sino que éste debe ser integrado al modo de pensamiento circular o recursivo. Una vez que se ingrese en este terreno comenzarán a tener importancia capital las nociones de "medio", "interacción", "sistema abierto", "perturbación", "cambio", "observador", "incertidumbre", entre otros muchos.

Como científicos nos funcionalizamos observadores de fenómenos que nos están incluyendo permanentemente y sobre los cuales ejercemos influencias que a su vez modifican más o menos sustancialmente el hecho observado. Las predicciones científicas se tornan netamente probabilísticas.

Si logramos ubicarnos en un plano de mayor perspectiva podremos apreciar el sistema del cual estamos formando parte, es decir contribuyendo a constituir. Desde este plano, considerado un ‘metanivel’ respecto del anterior, tendremos la oportunidad crítica de hacer observación de observaciones, es decir cibernética de segundo orden.

En la interacción podremos observarnos como constituyentes del sistema del cual participamos lo que nos habilitará para compartir opiniones acerca de él con un mayor grado de certeza en la relación. Esta operación llamada "metacomunicación" posibilitará a la postre una mejor interacción en las comunicaciones de tipo científico y en las que realizamos cotidianamente.

Podemos considerar grados de integración sucesivos en un continuo que va desde el máximo nivel de disociación (polo disociativo, en donde se priorizan las diferencias sobre las semejanzas) hasta el de mayor integración (polo integrador, donde se priorizan las semejanzas). Según lo postula el doctor Makinistián el corrimiento hacia la derecha, es decir desde el polo disociativo al integrador es inexorable durante la vida de un individuo. Este proceso no se da como una línea recta sino con una disposición el bucle o espiral, lo que nos asegura la consideración de retorno y progresión continuos, con una resultante siempre tendenciada a una mayor integración.

Una Visión del Hombre

De acuerdo a lo expuesto resulta una visión del hombre en permanente interacción con sus semejantes, el cual en los momentos en que se encuentra solo, se manifiesta en proceso de patentizar una nueva relación.

Podemos considerar a este hombre como constituido por cuerpo y espíritu (algunos prefieren usar ‘mente’) y entre ambas partes a modo de bisagra se articula lo que denominamos "integración epistemológica". Esta consiste en la sumatoria del cúmulo de creencias, ideas, experiencias, sucesos, motivaciones, intuiciones y una lista innumerable de elementos propios del hombre que, expresados en un entramado lingüístico, nos hacen patentes en el mundo de una determinada manera absolutamente original. Además, ya sea que lo llamemos espíritu o mente esa parte de nuestro "mi mismo" se halla interrelacionada con toda la humanidad en un gran "todo" y con lo trascendente o "Holos", de manera que constituyen una única unidad que lo que subyace a todo el proceso integrador del que hemos venido exponiendo algunas características.

Conocer "un" hombre es conocer "al" hombre, conocer a un hombre es conocer la única totalidad. Cada hombre es una parte de la unidad y a su vez constituye la unidad en sí mismo.

¿Es una Utopía?

Creo ciertamente que no lo es si entendemos por utopía lo irrealizable. Sin embargo si por utopía consideramos a aquello que ‘por ahora’ no es viable, pero que plantea un camino que por haberse comenzado a recorrer ya es en cierto modo una realización, acepto la calificación de utopía con mucho agrado. Este juicio se valida sobre todo en este mundo en el que predominan las aspiraciones chatas, de vuelo bajo, de crítica aviesa, que como elemento compensador, como par de opuesto, necesita de la utopía como elemento polar homeostático.

Agradecimiento

Agradezco de modo especial al Dr. Rubén Makinistián de Rosario de Santa Fe, Argentina por la autorización tácita para usar las ideas elaboradas por él durante años de trabajo y vertidas en infinidad de artículos y libros. Sus consideraciones y aportes forman parte estructural del presente trabajo, a modo de esqueleto sobre el cual se sostienen mis propias aseveraciones. No hago una exposición detallada de la bibliografía pues me hago responsable final de lo escrito de tal manera que las ideas de otros autores, algunos de ellos de gran prestigio, permanezcan en su estado original sin ser modificadas por lo que acabo de exponer.

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Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X