Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales Mallorquín C. 1999. Construcción de la cuestión regional del nordeste brasileño en el pensamiento de Celso Furtado. Cinta moebio 6: 169-194 Construcción de la cuestión regional del nordeste brasileño en el pensamiento de Celso Furtado The construction of the regional issue of northern Brazil in Celso Furtado's thought Carlos Mallorquín. Doctor en Estudios Latinoamericanos. UNAM. Master en Sociología. Universidad de Londres. Profesor del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autónoma de Puebla. México Cuando, a comienzos de los años 60, tomé consciencia de que las fuerzas sociales que luchaban por la industrialización, tenían una insuficiente percepción de la gravedad del cuadro social del país, y tendían a aliarse al latifundismo y la derecha ideológica contra el fantasma de las nacientes organizaciones sindicales, comprendí que mucha agua todavía tenía que correr para que emergiese un sociedad moderna en el Brasil. Celso Furtado (1) Introducción No obstante la muy merecida conmemoración a Celso Furtado celebrada recientemente en su tierra natal (el Nordeste brasileño) (2), la explicación sociológica del surgimiento de ciertas problemáticas teóricas no puede aceptar sin cuestionamiento alguno las racionalizaciones del pasado a partir de las restrospectivas visiones del presente. La versión del intelectual revelada en muchas de las presentaciones de su obra, en las cuales se explica el origen de sus ideas y pensamiento por el apego a su lugar de nacimiento no agota en absoluto la gran diversidad de circunstancias que las hicieron posible. Las notas que siguen a continuación analizan la aparición de su concepción teórica en torno a la cuestión regional entre 1958 y 1964 y su subsecuente retorno a la misma problemática en entre 1981 y 1985. Se intentará demostrar la importancia de la misma para su pensamiento pero como producto de eventos políticos y sociales imprevisibles. Cabe subrayar que la región del Nordeste presenta actualmente las mismas graves desigualdades económico-sociales que presentaba en la década de 1950. Rara vez en la historia de las luchas sociales pueden encontrarse a intelectuales que lograron conjugar el saber y el poder tan admirablemente como lo hizo Celso Furtado. Como un primer acercamiento al análisis a dicha articulación (saber/poder) es que proponemos describir la evolución teórica y política de Furtado sobre la "región" o territorio que comprende el Nordeste de Brasil. Región abrumada internamente por graves desigualdades económico-sociales que superan por mucho las que existen a lo largo del horizonte brasileño. Entre los años 1958 y 1964, Furtado puede considerarse, teóricamente hablando, como el "creador" de la problemática del Nordeste. Describiremos a través de sus escritos de esa época la forma originaria y titubeante en que se va constituyendo. Asimismo veremos la forma y curso que toma el desarrollo en el "Nordeste" después de su salida de la dirección del proyecto. Después de casi veinte años (1981-1985), Furtado retorna al tema y su perspectiva, presenta cambios sustanciales y hasta una autocrítica. A pesar de que puede hablarse de avances significativos en su visión del campo social y sus luchas respecto a sus primeras formulaciones, caben ciertas críticas de las cuales podemos aprender mucho para futuros proyectos de desarrollo regional. En ambas épocas vemos que Furtado está articulado a las redes del poder. Nuestro primer apartado cierra con el año 1964, año de su destierro y la "privación" de sus derechos políticos por el gobierno Militar, después de haberse incorporado a la administración pública del Estado, "desarrollista" (3) por excelencia, de Brasil, en 1958. Por otra parte, en los años ochenta Furtado se incorporará plenamente al proceso de la transición a la democracia brasileña, y formará parte del gobierno de Sarney como Ministro de Cultura. Las ideas en torno al desarrollo elaboradas por Furtado en el segundo lustro de los años cincuenta demuestran un claro distanciamiento respecto a sus primeros acercamientos al tema (4) y es en este contexto que tenemos que comprender tanto la aparición de la problemática del Nordeste como el surgimiento de su muy específico "estructuralismo". En primer lugar se observan los inicios de la crítica a los postulados teóricos de la economía convencional ortodoxa que culminará en su concepción del subdesarrollo. Este período presenta un proceso de experimentación teórica que en términos propositivos va más allá de meras "hipótesis" a "verificar" como lo había estado haciendo en el pasado reciente; incluso ya habla de los "errores" de la ciencia económica tradicional. Se advierte una reconstrucción conceptual que intentaba salir del atolladero teórico y práctico en que se encontraba la teoría del "desarrollo", específicamente en relación a las naciones "subdesarrolladas". En el año de 1957 Furtado se retira de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) e inmediatamente pasa un período en Cambridge a expresa invitación de Nicolas Kaldor (5). De vuelta de Cambridge en 1958, "re-ingresa" a la cúpula de la "administración pública" brasileña. Con opción a elegir el lugar y área de interés, Furtado pasa a ocupar la dirección del Banco Nacional de Desarrollo Económico (B.N.D.E.) para la sección del Nordeste. A partir de ésta época Furtado experimenta y sufre profundamente las contradicciones entre el ámbito teórico y el práctico político. Su adaptación a una de las épocas históricas más disputadas y contradictorias de Brasil es aún hoy día todo un misterio extraordinario. En efecto, Furtado estuvo bajo el mando de tres distintas administraciones presidenciales entre 1958-1964 (J. Kubitschek, J. Quadros y J. Goulart), y en cada ocasión su "verdadero poder" fue creciendo. Como Director de la sección del Nordeste en el (B.N.D.E), pasa a integrar el "Grupo de Trabalho para o Desenvolvimiento do Nordeste" (Grupo de Trabajo para el Desarrollo del Nordeste - GTDN), para ser subsecuentemente nombrado como integrante del "Conselho do Desenvolvimento do Nordeste (Consejo del Desarrollo del Nordeste - CODENO), y culminar con la creación teórica-política de la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE), convirtiéndose en su primer "Superintendente", que concluye con un corto mandato como Ministro de Planeación. Por otra parte, si monitoreamos el vertiginoso paso de sus actividades por esos años: conferencias, publicaciones, asesorías y labores "técnicas" (6), así como las mutaciones teóricas, son años de intensa y febril militancia en pos del "desarrollo", hasta el punto que en 1963 Furtado tuvo que ser confinado a reposo por "determinación médica" ("todo eso en el más absoluto secreto") (7). Sorprende que no se haya "enfermado" antes. Como hemos mencionado, Furtado va ampliando la capacidad ejecutiva de sus funciones. Qué tanto este período representa para Brasil y su Estado, una específica voluntad de poder "reformista", o la Razón materializada y particularmente la "razón instrumental" de la "ciencia económica" desarrollista, dependerá de la óptica desde la cual se lo examine. El caso del Nordeste es sintomático al respecto. El proyecto de Furtado carecía de apoyos sociales y políticos específicos, si no burocráticos; allí está el talón de Aquiles y "fortaleza" de la política para el Nordeste. Endeble porque los "nordestinos" aparecen como una variable más en los esquemas teóricos; no conformaron, ni tuvieron palabra alguna en el diseño de las políticas constituidas para el Nordeste; los movimientos sociales y políticos, y sus objetivos no fueron integrados en los planteamientos. Como veremos, a la SUDENE le estaba vedado hablar de "reforma agraria". La "fortaleza" tiene su origen en el hecho de que Furtado nunca antes había estado ligado a "proyecto de reconstrucción del Nordeste" (8) alguno. Sin filiaciones o intereses partidistas previos, el discurso del "técnico" pisaba terreno firme. Sigilosamente, con una amplia trayectoria y experiencia en los círculos burocráticos políticos, Furtado se mueve de manera "neutral", y pasa a tener, en torno a la SUDENE, como el mismo lo confesaría subsecuentemente, "un poder realmente enorme". (9) El "espíritu del desarrollo" y sus condiciones de existencia, hacen posible plantear los "proyectos fáusticos del desarrollo" (10). Getulio Vargas ya había sembrado las semillas. Uno de sus frutos, y con idéntica voluntad de poder, Juscelino Kubitschek, promueve casi de manera profética, a través de un discurso y metáforas cuasi "militares", el "progreso" y la industrialización, exaltando las "Operaciones" a realizar. Cabría preguntarse en cuántas ocasiones se utiliza esta figura, ("Operación Panamericana", "Operación Nordeste"...?). La Rebelión Teórica y el Descubrimiento del Nordeste: 1958-64 Son los ensayos escritos entre 1958 y 1959 donde se presenta por vez primera, en términos teóricos, una explícita referencia a crear un discurso que tuviera como objeto teórico el "subdesarrollo" (11). Entre los frutos teóricos de estos años encontramos un gran descubrimiento: la región del Nordeste. Este "des-cubrimiento" aparece simultáneamente a la transformación y creación teórica, y de hecho lo uno no se explica sin lo otro. Para entonces los escritos de Furtado ya habían presentado amplios ejemplos de disquisiciones y análisis contrapuestos a las versiones de la economía convencional y especialmente sobre el "desarrollo" y particularmente en torno a Brasil (12). Estas versiones de la ciencia económica, eran difundidas y esgrimidas por el F.M.I. En los planes de "estabilización" y en términos de la política económica a seguir -entonces denominadas "monetaristas" (13), hoy "neoliberales"-, eran el "pan de cada día" por aquella época, del mismo modo en que lo son hoy, después de un congelamiento de casi 25 años. No obstante, las primeras referencias al subdesarrollo, y a sus aspectos estructurales, no son homogéneas; pero es durante éstos años de actividad teórica y política, como alto funcionario del Estado brasileño, que surge su muy específico "estructuralismo". La mencionada perspectiva incorpora, como uno de sus elementos más sobresalientes una serie de supuestos que pueden llamarse sociológicos e históricos" (14). Como decíamos, en el segundo lustro de la década de los años cincuenta, surge con mayor certeza la insuficiencia de las categorías del discurso económico convencional con relación a la problemática del desarrollo. En ese periodo las reflexiones de Furtado se acercaban a la construcción de un nuevo vocabulario o discurso conceptual específico que explicara el subdesarrollo. Se planteaba toda una serie de interrogantes: ¿Cómo elaborar un nuevo objeto teórico con el aparato conceptual existente? ¿Cómo teorizar la "especificidad del subdesarrollo" sin hacer referencia a los conceptos entonces vigentes? Es obvio que esta labor teórica presuponía un nuevo orden conceptual, pero, ¿cómo iniciar la tarea sin incorporar las nociones implícitas que los conceptos entonces vigentes suponían? Este era uno de los problemas que se le presenta a Furtado cuando intenta teorizar la especificidad periférica. El proceso de constituir un nuevo objeto teórico, requería de una transformación de los conceptos en boga y así escindirlos de sus anteriores significados. Ello explica, por lo tanto, las ambigüedades que se detectan en la construcción de este ámbito teórico. La estrategia teórica inició impugnando la pertinencia del discurso económico convencional para países "coloniales", "subdesarrollados" o "periféricos", por el grado de "generalidad" o de "abstracción" que presuponían sus categorías respecto a la "realidad" a ser descifrada (lo que en última instancia implicaba aceptar su supuesta "universalidad"). Posteriormente esta estrategia da lugar, una vez abonado el terreno, a un objeto teórico específico con el cual analizar las economías de la periferia. Para el año de 1958, Furtado ya podía señalar de manera más positiva los conceptos y enfoques que constituían el discurso del "subdesarrollo", que según él, correspondía a un ámbito "autónomo" específico: Al parecer, en Oriente existe aún menos conciencia que en Occidente de la necesidad de reconocer en la economía del subdesarrollo un campo autónomo que exige un esfuerzo creador de naturaleza teórica (15). Si bien es cierto que los vocablos de "subdesarrollo" o "dependencia" ya habían surgido antes en los escritos de Furtado, ahora éstos adquirían un uso más sistemático. En la medida que Furtado se acerca a lo que subsecuentemente se denomina como la perspectiva "estructuralista", la noción del "subdesarrollo" logra superar simultáneamente la concepción etapista que hasta entonces dominaba sus escritos y una mayor independencia del discurso económico convencional. Mientras la transformación teórica "estructuralista" aun está en proceso, va apareciendo la perspectiva de Furtado en torno al Nordeste y en ambos casos se perciben ambigüedades que se resolverán en los próximos años. Por ejemplo, en el capítulo final de Formación económica del Brasil (16), "Perspectiva de los próximos decenios", escrito entre 1958-1959 se habla de que Brasil ha iniciado un camino sin retorno: La transformación estructural más importante que posiblemente ocurrirá en el tercer cuarto del siglo XX será la reducción progresiva de la importancia relativa del sector externo en el proceso de capitalización. En otras palabras, las industrias de bienes de capital -particularmente las de equipos- tendrán que crecer con intensidad mucho mayor que el conjunto del sector industrial. Esa nueva modificación estructural, que ya se anuncia claramente en los años cincuenta, hará posible el evitar que los efectos de las fluctuaciones de la capacidad para importar se concentren en el proceso de capitalización (17). Pero también ya advierte la importancia del desarrollo desigual y la polarización de los ingresos entre regiones: Si por un lado en la mitad del siglo, la economía brasileña había alcanzado un cierto grado de articulación entre las distintas regiones, por otro, la disparidad de niveles regionales de ingreso había aumentado notoriamente. En la medida en que el desenvolvimiento industrial sucedía a la prosperidad cafetalera, se acentuaba la tendencia a la concentración regional del ingreso (Formación económica...1959, op. cit., p. 240). Se dice que esta evolución sedujo un mayor numero de capitales, atraídos por el beneficio que brindan las "economías externas", desplazándose hacia regiones donde existía una demanda articulada a una oferta de algunos bienes como la del Centro-Sur. Además: Desde el punto de vista de la región de más baja productividad, el nudo del problema está en los precios relativamente elevados de los géneros de primera necesidad, lo que es un reflejo de la pobreza relativa de tierras o de la forma inadecuada como son utilizadas éstas (Ibídem, p. 242.). La elevación del costo de la mano de obra hace difícil la atracción del capital hacia esta región ampliando las existentes disparidades: No existiendo en ese caso la posibilidad de apelar para la tarifa o los subsidios cambiales, con el fin de corregir la disparidad, la industrialización de la región más pobre pasa a encontrar serios tropiezos (Ibídem, pp. 242-243). Por consiguiente, la solución: ...exigirá una nueva forma de integración de la economía nacional, distinta de la simple articulación que se procesó en la primera mitad del siglo. La articulación significó, simplemente, desviar para los mercados de la región cafetalera-industrial productos que antes se colocaban en el exterior. Un proceso de integración tendría que orientarse en el sentido de aprovechamiento más racional de recursos y factores en el conjunto de la economía nacional. En la medida en que se llegue a captar la esencia de ese problema, se irán eliminando ciertas sospechas como esa de que el rápido desenvolvimiento de una región tiene como contrapartida necesaria el entorpecimiento del desenvolvimiento de otras (Ibídem, cursivas mías, p. 243.). A continuación Furtado pasa a hablar de "La decadencia de la región Nordestal" y plantea que el fenómeno ...es un fenómeno secular, muy anterior al proceso de industrialización del sur del país. La causa básica de aquella decadencia está en la incapacidad del sistema para superar las formas de producción y utilización de los recursos establecidos en la época colonial (Ibídem). "Perspectiva de los próximos decenios" concluye enfatizando las desigualdades regionales económicas entre la región Centro-Sur y la del Nordeste, aspecto que antes de 1958 (18), no había hecho acto de presencia en la obra de Furtado. En cierta manera, Furtado sostiene que las consecuencias de la política del gobierno, hasta los primeros años de la década del cincuenta, resultó positiva para el desarrollo y crecimiento de la economía en su conjunto, pero la omisión de una política global planificada, ocasionó altos costos sociales. Por otro lado, las opciones que pudieron presentarse, tampoco hubieran resuelto los desequilibrios internos, menos aun impulsado el grado de industrialización logrado. Hasta aquí se puede decir que Furtado no defiende propiamente dicha la política de crecimiento que tuvo lugar, pero sí destaca las consecuencias adversas que hubieran sobrevenido de haberse impulsado otra estrategia. Brasil aparentaba entonces principiar una fase donde los intereses y dirigencia de una clase, los cafetaleros, eran desplazados por una visión más "nacionalista", con los "industriales" del Centro-Sur a su cabeza, dando credibilidad a la idea de que la ideología desarrollista nacionalista parecía conducir y transformar una "nación" en potencia en una nación industrializada. Estamos intentando presentar las ideas de Furtado en torno al desarrollo en general y particularmente las que atañen al Nordeste entre los años 1958 - 1960 como un proceso titubeante, pero no cabe duda alguna que una racionalización retrospectiva de la época hace posible visualizarla como uno de los periodos teóricos más importantes para comprender la culminación de su visión estructuralista y su concepción "sui generis" sobre las causas y consecuencias del crecimiento de ciertas "regiones" con relación a otras. A pesar de las declaraciones retrospectivas de Furtado, la problemática de las "desigualdades regionales" y específicamente como lo diría el mismo: la de "mi pobre y desvalido Nordeste" (A fantasia desfeita...1989, op. cit. p. 201), empieza a trazarse entre 1958 y 1959 cuando ingresa al B.N.D.E. encargado de la cuestión del "Nordeste". Es también por aquel entonces que pasa a integrar el "Grupo de Trabajo para el desarrollo del Nordeste" (GTDN) y la CODENO. La compenetración práctica-teórica va en ascenso a partir de Perspectiva...1957. Elabora en ese mismo tiempo el capítulo final de Formación económica...1959 ("Perspectiva de los próximos decenios") y salen a la luz las conferencias de proselitismo a favor del proyecto del Nordeste -A operacao Nordeste (19)- tras convertirse en el primer Superintendente de la SUDENE en 1959. Subsecuentemente se hace público el clásico estudio que funda la problemática del Nordeste: Uma política de desenvolvimento económico para o nordeste (20). Este fue el primer diagnóstico sobre el "Nordeste" que sale bajo la "autoría" de la GTDN, pero se sabe que fue elaborado por Furtado, conformando subsecuentemente las bases para fundar la SUDENE. Por la región del "Nordeste" se entiende los Estados de Bahía, Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Paraiba, Río Grande do Norte, Ceara, Piauí, y Maranhao, con una superficie de 1,55 millones de km. cuadrados, 18 % de la superficie del Brasil, y un tercio de la población (22 millones de los 69 a nivel nacional) (21). La proporción relativa de la población de la región había declinado entre 1900 (39 %) y 1950 (32%). El ritmo de su crecimiento era menor que el de cualquier otra región del país lo cual se explica por alto índice de emigración de esta a otras regiones. De la población global en 1950, 73.6 por ciento era rural comparada con el 63.8 % para el Brasil como un todo; para 1960 las cifras eran 65.8 y 54.9 respectivamente. De la población económicamente activa, 71.3 trabajaba en la agricultura en 1960, la cifra para el Brasil como un todo era del 57.4. Según Riordan Roett (22), el Nordeste representaba en el año de 1948 15.4 % del ingreso nacional contra el 81 % del Centro Sur. Para 1956 había declinado a 13.3 contra el 83.3 del Centro Sur. Entre 1948 y 1956 la producción real del Nordeste creció en un 37 %, a una tasa acumulada del 4 % anual, las cifras para el Centro-Sur fueron de 51.2 por ciento y 5.3. respectivamente. Hemos visto que, en "Perspectiva de los próximos decenios", no se mencionan "tendencias" inherentes al crecimiento del capitalismo brasileño que redunden necesariamente en efectos excluyentes o en detrimento de otras regiones. La "decadencia del Nordeste", aparece como un fenómeno "universal", y aún son sólo "sospechas" de que ello sea consecuencia del crecimiento de otra región. Es más, Formación económica...1959 en general es conocida por señalar que el "desarrollo" en general y el industrial en particular, además de "integrar" al país, se realizó sin perjudicar los ingresos de otros sectores o regiones de la economía (23). No es simplemente que hasta ese entonces Furtado había sufrido un lapsus de memoria respecto a las "regiones", sino que aún no las había construido discursivamente. De hecho estos "espacios" o entidades no están preconstituidos como posibles objetos de análisis. De todas formas, como veremos más adelante, la "región" del Nordeste, su delimitación y especificación -como "totalidad"- no recibió mayor trabajo teórico; ella quedará circunscrita por las fronteras administrativas de ciertos Estados y/o por cierta topografía ecológica. Quizás ello no se debió a limitaciones teóricas sino a los tiempos políticos por los que atravesaba Brasil cuando había que ganar batallas políticas por el desarrollo antes de que fuese demasiado tarde. Las concepciones convencionales de la economía presuponían y partían del punto de vista, que las "desigualdades" eran más bien las condiciones de existencia del "crecimiento", así como las bases futuras para la subsecuente homogeneización del espacio económico. Ello implica que inicialmente se arrancaba por medio de una división social y geográfica del trabajo (24). Por el año 1958 Kubitschek se encontraba impulsando la construcción de la nueva capital, Brasilia, lo cual ocasionó toda una serie de desequilibrios en la economía por la tenacidad e intensidad con que se debía cubrir y dar por terminado ese mega-proyecto antes de deponer el mando presidencial. La construcción deriva en un proceso inflacionario donde la demanda aventajaba al ajuste correspondiente por parte de la oferta; a su vez la región del Nordeste presentaba un relativo elevado costo de vida respecto la región del Centro-Sur, y la sequía de 1958 convirtió el infortunio de la población en una "crisis" y problema de "seguridad nacional". En ese contexto, Kubitschek no quería ser acusado de abandonar al "Nordeste", que incluso podría poner en peligro la "unidad nacional". En enero del 59, Kubitschek buscaba una salida del atolladero "nordestino". Fue entonces que Furtado es citado, conjuntamente con otras personas que podrían producir ideas al respecto, a una reunión de "gabinete". Como de todas formas Furtado había estado realizando sus estudios en "secreto" sobre el Nordeste mientras ocupaba el puesto de dirección del B.N.D.E sobre el Nordeste, tenía ya cierto orden y bosquejo de presentación. Mientras esperaba para pasar ante el Presidente, Furtado tomó la decisión de "jugarse el todo por el todo"; reflexionó que sería la última oportunidad para intentar llevar a cabo, "La idea, que acariciara por tantos años, de algún día contribuir en forma decisiva, para ‘cambiar el Nordeste’ [que] en unos instantes más se esfumaría o se plantarían sus raíces" (A fantasia desfeita...1989, op. cit., p. 43). Habló treinta minutos, y al finalizar el presidente lo nombró "comandante" de la "Operación Nordeste". Al congratularlo lo interrogó respecto al tiempo que le llevaría elaborar y presentar un documento apto para el consumo público; es así que un "desconocido" se convirtió en el responsable de construir y dirigir la cuestión del "Nordeste"; todo, en una reunión de gabinete. Al mismo tiempo, Furtado iniciará una ardua tarea de proselitismo (25), encontrando entusiasmo por todas partes. Las conferencias se presentan en A operacao...1959. Previamente, el "Nordeste" había aparecido en el plano político y cultural, como producto de los estragos de las sequías, hasta que se convirtió en otro rubro más del ámbito de la "planeación" por parte del gobierno. Se habían creado instancias como la del Departamento Nacional de Obras Contra as Secas -las Sequías-, el DNOCS (26). Según Furtado, la institución y su burocracia no eran muy ilustradas además de que trabajaban al servicio de los intereses dominantes locales de los Estados en el Nordeste, que lo menos que querían eran cambios. La institución se convirtió en el sustento, como se lo denominó en aquel entonces, de las "industrias de la sequía", debido al uso y abuso del manejo de los recursos monumentales que la Federación enviaba a los Estados que componían el Nordeste en tiempos "normales" y en los períodos de sequías. Furtado tampoco encontró mucha utilidad en los trabajos que se realizaban por parte del "Grupo de Trabajo para el Desarrollo del Nordeste" (GTDN). Como dijimos antes, su documento base, fue un texto elaborado y diseñado por el propio Furtado. Treinta años más tarde, este documento es señalado por Furtado como la insuperable personificación de la "fundamentación técnica" -en otros términos: "no política"- sobre el "problema del Nordeste" (27). En Uma política...1959 Furtado demuestra que el "Nordeste" había subsidiado la industrialización y acumulación del Centro-Sur (28); esto se debía a que la política de restricciones a ciertas importaciones de manufacturas y la tasa de cambio fija, o discriminatoria a favor de ciertos rubros, así como la política de fomento a la producción interna, vía la protección a las industrias locales, obligaba al Nordeste a comprar sus insumos del Centro-Sur. Allí los costos eran mayores respecto a los del exterior. Correlativamente esa región fue siempre una fuente importante de los ingresos de divisas por sus exportaciones tradicionales, y que usualmente se utilizaban para importar sus insumos (29). Ahora éstas pasaban a utilizarse para apoyar al creciente sector industrial del Centro-Sur en la capitalización de sus empresas (30). En este proceso todo apuntaba a que la solución se encontraba en la industrialización de la región. El Nordeste había estado creciendo a una intensidad menor que la del Centro-Sur (31). Era obvio que esta última región atraía a las inversiones industriales, consecuencia de una serie de factores originarios arriba mencionados, así como por aquellos elementos que proceden de las economías de aglomeración. En efecto, Furtado argumentaba que el Nordeste sufría de un fenómeno similar al que acosaba a los países que se habían especializado en la exportación de productos primarios: se daba un deterioro en los términos de su intercambio respecto a los que producen bienes manufacturados, pero en esta ocasión se hacía en referencia a la relación con el Centro-Sur. De esta manera se iniciaba la explicación sobre la disparidad de crecimiento e ingresos entre ambas "regiones", disparidad que presentaba una brecha que se ampliaba. Es interesante que Furtado incluso habla de "exportaciones" cuando se refiere a los rubros que cruzaban los límites entre ambas regiones. Cuando Furtado pasaba a delimitar los problemas más cruciales que surgían de las sequías, destacaba que los sectores más vulnerables eran aquéllos situados en las regiones más desérticas y esencialmente bajo un sistema de producción de "subsistencia" (32). La transformación de la capacidad productiva de estas unidades de subsistencia, para poder acumular y producir alimentos (33), era presentado como una de las tareas más importantes a promover en el Nordeste ya que reduciría los costos de vida haciendo comparativamente más atractivas las inversiones respecto la región del Centro-Sur que incluso ya había iniciado la "exportación" de bienes alimenticios hacia el "Nordeste". Asimismo se lograría que dichas unidades obtuviesen un ingreso monetario para las épocas de sequías (Véase también A operacao...1959, op. cit., p. 29). Una nueva política para el Nordeste tendría que dejar a un lado su tradicional característica "asistencial", y proveer de asesoría inicial y medios a las comunidades locales para que pudieran defenderse en períodos de sequías. El punto neurálgico de la propuesta sería la impostergable industrialización, que con el correr del tiempo se convertiría en el centro de atracción de la mano de obra superflua del campo. Posteriormente, la disposición de recursos humanos debería conducir a la producción de insumos industriales en y para la región, insumos que tradicionalmente se "importaban" del Centro-Sur. Al transformarse la estructura agropecuaria se reducirían los costos de producción de los alimentos que requería la región, ocasionando que allí los salarios fuesen una verdadera atracción, una real ventaja comparativa para las inversiones de los empresarios. Las zonas con una área árida proporcionalmente mayor, tendrían que iniciar plantaciones de xerófilas adaptadas ecológicamente, como sería el algodón, y simultáneamente promover la "migración" de su población hacia otras áreas y ampliar la fronteras agrícolas (hacia la Amazonia y el Maranhao). Furtado tenía claro que existía un "monopolio" en la tierra, concentrada especialmente en las haciendas productoras de azúcar, o las dedicadas a la pecuaria, y suponía que con una colonización de nuevas tierras, los nuevos "farmers" podrían echar a andar un sistema de producción de alimentos en las nuevas unidades de producción. Pero el hecho de que Furtado haya hablado de "monopolio" es una confesión de que gran parte de las relaciones sociales en el campo eran feudales, lo que significa mano de obra ligada a la tierra a través de algún mecanismo de endeudamiento; lo cual dificultaría realizar dicha transferencia de la población dada la resistencia de los terratenientes. Sin embargo, Furtado también era consciente que estos rechazarían cualquier medida en ese sentido (Consúltese por ejemplo Uma política...1959, op. cit., p. 76). Por consiguiente, independientemente de las razones, ya sean políticas, teóricas o "técnicas", por las cuales Furtado encubre el predominio y existencia de unas relaciones sociales muy específicas en el campo (34), queda claro que los campesinos eran sujetos constantemente "endeudados", y una que otra "sequía", los obligaba nuevamente a trabajar bajo el régimen social imperante, además de que cada calamidad "natural" atraía hacia la región enormes fuentes de ingresos para los encargados de poner a hacer zanjas a las poblaciones en búsqueda de alivio por las sequías; era como dicen los comerciantes, un "negocio redondo". Por otra parte, es la noción de la "economía de subsistencia" la que le impidió teorizar adecuadamente las relaciones sociales en el Nordeste. Lo que esta figura no puede explicar son las razones por las que el campesino no se retira u ocupa "otras" tierras adyacentes. Hubiera sido más factible y, políticamente más oportuno, analizar a la "economía de subsistencia", a partir de la presencia de unas relaciones sociales feudales; no hay lugar aquí para elaborar los conceptos necesarios y exponer detalladamente éstas relaciones sociales, sólo cabe mencionar que las relaciones sociales "feudales" de producción no implican necesariamente una producción de subsistencia o para el "uso"; en América Latina abundan los ejemplos sobre las formas de pagar "renta" a los terratenientes: la medianería, trabajo en la tierra del terrateniente, pago en productos, o incluso en dinero, pero la dicotomía producción para el cambio o el uso (mercantil o no mercantil) no son pertinentes cuando lo que se intenta es descifrar las relaciones sociales que hacen posible desposeer a ciertas agentes de las condiciones necesarias para su reproducción (35). Por otro lado, la utilización del binomio latifundio-minifundio propuesto por Furtado obstruye el análisis de la configuración social del Nordeste, y además limita la confección de los conceptos indispensables para explicar las condiciones de existencia de una "fuerza de trabajo". Esa descripción supone la concentración de la tierra en pocas manos por un lado, y por el otro, la proliferación de unidades productivas ("propiedades"). Ese binomio no puede explicar las relaciones sociales feudales y las unidades de "subsistencia", que son una de sus condiciones de existencia y que determinaron en el pasado la vida y "productividad" del campesino. En otro rango de ideas, como se observó más arriba, Furtado no desecha la idea de que amplias capas de la población de "subsistencia" tengan que ser "reubicadas". Furtado quiere convertirlas en "farmers", olvidando que la "pobreza" de estos productores no radicaba únicamente en la ausencia del "progreso técnico", o simple y llanamente, por razones ecológicas -que son importantes-, sino en la hegemonía de las relaciones "feudales". Estas relaciones funcionaban espléndidamente para proveer de mano de obra a los "señores de la tierra". Además Furtado planteaba que se requería crear un "mercado" en los géneros alimenticios, y que serían los "reubicados" los que realizarían esa tarea, creando simultáneamente las bases para que las "fajas" de productores más débiles puedan defenderse contra los efectos adversos de las sequías, y mejorar su situación económica. Furtado también creía posible integrar algunos de los elementos propuestos por el DNOCS, como el de proseguir con la construcción de presas de agua articulándolas en primera instancia hacia la agricultura en general y secundariamente a la pecuaria, como hasta entonces se venía dando. Correlativamente, la creación de una amplia red de carreteras y de energía eléctrica era necesaria para intercomunicar diversas zonas y productos de manera más eficiente y a menor gasto. La batalla contra el "feudalismo" la dieron precisamente las "Ligas Campesinas", las cuales tenían claramente, como uno de sus objetivos centrales, la instauración de un "salario mínimo". Por otro lado, estaba por verse también si las "haciendas" hubieran cedido las parcelas de tierra dedicadas a la reubicación y plantación de "legumbres". Furtado hablaba de que Brasil no podía concebirse como un sólo sistema; es más, si el "Nordeste" y el Centro-Sur estaban articulados, no existía propiamente dicho una "movilidad" del factor mano de obra, que pudiera compensar los grados de ingreso extremadamente desiguales entre una y otra región (36). Pero hablar de "dos sistemas" dentro de una sola economía trae consecuencias teóricas de difícil solución para Furtado, porque si anteriormente la expansión industrial y del capitalismo se exponía como una fuerza avasalladora para "integrar" al "país", ahora refiriéndose al Nordeste, argumentaba precisamente todo lo contrario. Como se verá más adelante, Furtado retornará en los años ochenta a repensar esta problemática e intentará enmendarla. Como Superintendente su discurso va adquiriendo nuevas formas y se radicaliza. La lucha política en 1962 era crítica: un Presidente (J. Goulart) (37) sin poder y un congreso que obstaculizaba todo lo que favoreciera la recuperación de sus antiguas facultades. En parte ello explica porqué ya no son aceptables las explicaciones sobre la "decadencia del Nordeste", expresadas como un fenómeno "universal" -en "Perspectiva de los próximos decenios"- convirtiendo asimismo en evidencia las "sospechas" allí vertidas de que el crecimiento de una región es resultado de la manera en que una región se articula productivamente a otra. De todas formas si bien el discurso de Furtado intentó articular en un "todo" las reformas (industrialización [38], transformación del economía de subsistencia, colonización y migración de la población, transformación de la agricultura), de hecho lo único que se diseñó y que se materializó por parte de la SUDENE cuando estuvo bajo su mando fueron ciertos dispositivos fiscales que promovieron la inversión e "industrialización". Tanto el "primero" como el "segundo" plan para el Nordeste, los cuales son fruto de la época cuando Furtado está al frente de la SUDENE, fueron deliberadamente obstaculizados por un congreso dominado por fuerzas políticas tradicionales con fuertes lazos latifundistas (39). Cada negociación de proyectos de ley implicaba alguna concesión; en efecto el tema de la reforma agraria nunca fue discutido (40). Posteriormente en A fantasia desfeita...1989 Furtado argumenta que ello hubiera implicado transformar la constitución (se establecía que las tierras no se podían expropiar sin indemnización inmediata en moneda a la vista). No obstante, lo sorprendente es más bien lo lejos que llegó la "planeación" en torno al Nordeste. Furtado propuso y logró que la dirección de la SUDENE estaría bajo el mando directo del Superintendente, asesor de la presidencia, creándose a su vez un "Consejo Deliberante" que comprendería a los gobernadores de los Estados del Nordeste y al Superintendente ("una verdadera voluntad de poder" según Furtado). Pensaba que de esta manera serían desplazados tanto los intereses particulares sectoriales (industriales, comerciantes, pequeños productores, etc.), como los partidarios, apoyándose en el "pueblo del Nordeste". Pero poco a poco, la propia "debilidad" de Goulart fue minando las expectativas y el diseño de la transformación y planificación para el Nordeste. Cabe ahora especificar otras apreciaciones sobre el Nordeste y cómo se va dando su desarrollo a partir de ciertos mecanismos operativos iniciados por la política del desarrollo de la SUDENE cuando Furtado estaba al frente y los años que siguen a su destierro. Será hasta la próxima sección (El Nordeste transfigurado y el retorno del Profeta: 1981-85) cuando analizaremos más a fondo los efectos de las políticas en la transformación del Nordeste. Debemos recordar que la visión de Furtado, así como las críticas, suponían la existencia de entidades o "totalidades" que se autocondicionaban (Nordeste y Centro-Sur). Pero se olvida que las grandes divergencias en los ingresos obedecen también a las características ecológicas, y a las particularidades estructurales e históricas de la producción nordestina del monocultivo con que se integró al mercado internacional desde los tiempos de la Colonia. Hubiera sido más factible hablar de distintos "sistemas" conformados histórica y geográficamente de manera diversa, lo cual hubiera implicado políticas específicas para cada caso y no una política de desarrollo fáustica - totalizadora. Vemos entonces como se constituye lo específicamente "regional" como estrategia, suministrando las fórmulas para su desenvolvimiento; este proceso se explica por la peculiaridad del sistema político brasileño (41). Uno de los mecanismos más importantes que se utilizaron para impulsar la industrialización del Nordeste fue el dispositivo 34/18 que se da a través de los incentivos fiscales. Este incentivo fiscal denominado "34/18" en razón del número de ley de su creación (42), suponía que siempre que una empresa desarrollara allí sus actividades productivas, sería beneficiada por un apoyo a sus inversiones convirtiendo como parte de éstas sus impuestos respectivos (43). De esta forma se pensaba atraer el capital hacia el Nordeste, lo que a su vez supondría una mayor articulación e integración entre las diversas regiones de la economía nacional. La inadecuación de dicha política sólo se entiende por los supuestos implícitos; al respecto Moreira dice que: La teoría de la `homogeneización' del espacio, tal como se la entiende clásicamente, estará siempre adscrita al proceso de `exportación de capitales' de una a otra región, o sería producto de él (Una política regional..., op. cit., p. 89). Desde la perspectiva de Furtado este proceso tendría que ser inducido debido a la disfuncionalidad en el Brasil del principio de "homogeneización". Moreira sostiene en cambio, que dada la coyuntura económica por la cual atravesaba la economía, la inversión y expansión que se dieron por parte de las empresas hacia el Nordeste no pueden ser explicadas como mero resultado de la política de subsidios al capital elaborada por la SUDENE; fue más bien consecuencia de proyectos de inversión previamente planeados por éstas empresas, e independientemente de dicha política. La "extensión de grandes empresas ubicadas en el centro-sur", hacia el Nordeste, conformaba parte de sus "planes de expansión y/o modernización y/o relocalización", y ...dentro de la evolución económica del sistema, el aprovechamiento de los incentivos estaba directamente determinado por la coyuntura económica del proceso de acumulación. Como reflejo directo de esta coyuntura, el proceso de utilización de los incentivos puede también ser traducido como un caso de centralización y concentración de capital, tanto en lo que se refiere a la propiedad de los recursos provenientes de las exenciones al impuesto a la renta, como en cuanto a la concentración sectorial (Ibídem, cursivas mías, p. 89-90). No obstante, Oliveira por su parte habla positivamente de la voluntad del saber regional en Furtado. Uma política...1959, es un "documento brillante" e incluso: ...resuelve en forma admirable la antigua queja regionalista del atraso del Nordeste en relación con el centro-sur, enmarcándola en un cuadro y racionalizándola: sí, los nordestinos tenían razón en sus quejas, pero las causas eran otras. La causa principal, desde luego, estaba en la arcaica estructura agraria, que producía simultáneamente excedente de población que emigraba al centro-sur y una economía extremadamente vulnerable en el Polígono de las Secas ("Un clásico de El Trimestre Económico...", op. cit., p. 1020). Así van desapareciendo del discurso nociones "universales", sobre la desigualdad y la concentración del ingreso, aparecidas en Formación económica...1959. Además, el propio Moreira recalca que las políticas fiscales a partir de 1963 debieron de haber subvertido la sesgada configuración. En 1964, un Furtado "derrotado", percibíendo lo que según él era el fin de una época y de la democracia, en plena crisis política debida esencialmente al grave déficit en cuenta corriente y sin posibilidades de préstamos externos ya que se habían roto las negociaciones con el F.M.I., escribe un libro: Dialéctica del desarrollo (44). Como último recurso expone y explica el Brasil. Busca entonces la unión de todas la fuerzas sociales para impedir la debacle autoritaria. En "El proceso revolucionario en el Nordeste", como tituló uno de sus capítulos, aparece un análisis y diagnóstico sin exponer proposiciones más o menos concretas, como en Uma política...1959. Tenía también el objetivo de transformar "la falsa imagen" nacional e internacional que esta región había adquirido. Ya habían transcurrido casi dos años desde que su nombre irrumpió en la prensa nacional e internacional, ya sea como "ideólogo de la burguesía" o "comunista". No obstante, en este texto confiesa que la estrategia y la "mirada" sobre el desarrollo Nordestal en el pasado tuvo poco de filantrópica: ...el extraordinario esfuerzo realizado por el gobierno federal en el último medio siglo para hacer frente al problema de las sequías, fue desviado de su auténtico objetivo social para transformarse en instrumento de consolidación del latifundio ganadero, amenazado en las mismas bases por las calamidades sociales en que se habían transformado las sequías. Ningún esfuerzo consecuente se llevó a cabo para capacitar a la inmensa masa de trabajadores que viven en aparcería para enfrentar la sequía (45). La "mirada", y su voluntad de saber, poco tienen de "humanitaria"; la penetración de los "cuerpos" presupone su previa construcción y constitución. A línea seguida de la anterior cita, Furtado relata que los "problemas" fueron exaltados por los propios latifundistas, para exigir: Al gobierno que en las épocas de calamidad se ocupara de dar empleo, real o ficticio, a la población, cerca de los lugares de trabajo con lo cual evitaba la dispersión de la mano de obra. También de este modo el gobierno protegía al latifundio, que conservaba su excedente estructural de población y seguía explotando una mano de obra baratísima en una agricultura antisocial (46). Era la época de la "(pre) revolución brasileña" dependiendo de quién hablara. La proliferación de los discursos y "objetos" en relación al Nordeste, se convirtió en un fenómeno general de la cultura brasileña (47), pero en Furtado ameritaba un tratamiento que concernía a la "seguridad nacional". Según Furtado los objetivos de las luchas agrarias por esa época estaban en algunos casos fuera de lugar y podían concluir en graves enfrentamientos sociales. Para él, los discursos de las Ligas Campesinas, más que coadyuvar al entendimiento del Nordeste, eran un "obstáculo" más. Furtado reitera también que mejorar las condiciones de vida de los trabajadores requería de una "reestructuración" de la agricultura del Agreste, zona muy seca, adaptada a niveles pluviométricos mínimos, que hablando técnica y políticamente era imposible, por la oposición de los latifundistas a ensanchar las propiedades de los aparceros. La elevación de la productividad, ...exigiría un aumento de la cantidad de la tierra por familia y una capitalización muy superior al nivel actual. Esa reestructuración entraña un conflicto con los intereses de los propietarios y no es viable desde el punto de vista de los campesinos, cuya lucha está orientada a la defensa de la posesión de la tierra. Al defender la posesión de la tierra los campesinos defienden también indirectamente la organización actual de la economía agrícola, con su gran excedente de mano de obra, que impide aumentar la productividad de su trabajo ("El proceso revolucionario en el Nordeste" en Dialéctica del...1964, op. cit., p. 146). Furtado concluirá que en muchas zonas y para el Nordeste en su conjunto emerge una situación paradójica: un "aumento de la producción" que coincide con una "mayor irracionalidad del sistema económico" a partir de la óptica de los "intereses de la comunidad trabajadora" (Ibídem, p. 153). Si por un lado vemos que Furtado se acerca mucho más que en el pasado reciente a los "problemas" de las comunidades, diferenciando zonas específicas, por otro vemos que advierte que el orden social puede ponerse en entre dicho, ya que las formas de lucha y reivindicaciones ("defensa de posesión de la tierra"), de las comunidades sólo llevarán a soluciones de tipo radical. Pero es el propio Furtado quien construyó esta insoslayable disyuntiva; ésta fue consecuencia de la forma en que planteaba la "productividad" y las relaciones sociales en el campo. Por ejemplo, Furtado objetaba, por razones técnicas o económicas, algún tipo de redistribución de tierras, cuando que la "ganadería" podría verse beneficiada si los "latifundistas" mejoraran sus formas de cría, intensificando o mejorando artificialmente sus pastos, etc; ello abriría la posibilidad de limitar las extensiones y redistribuir algo de los predios, pero resultaba más fácil hablar de "relocalización" de las poblaciones (48). Furtado aparentemente aceptaba las condiciones sociales de la producción de facto, como la única óptima alternativa desde el punto de vista de la "productividad" en general, y esta tesis era consecuencia de contraponer nociones como la del minifundio-latifundio, o "economía de subsistencia" y latifundio, en vez de investigar cuáles eran las relaciones sociales que articulaban dichas unidades de producción. Pero Furtado sentía reconocer, mejor que las mismas comunidades, "sus problemas": La inusitada lentitud con que las clases campesinas del nordeste adquieren conciencia de sus problemas se explica si se toma en cuenta el carácter rudimentario de la vida de las comunidades confinadas dentro de los latifundios (Dialéctica del...1964, cursivas mías, op. cit., p. 154). Cabe aclarar que la contradicción entre los objetivos de las luchas agrarias y el diagnóstico agrario-político de Furtado y los giros teórico-políticos de esta problemática ya obedecen a un período que Furtado vislumbraba se terminaba para él y para el desarrollo de Brasil. De eso trata Dialéctica del...1964, el fin de un proyecto desarrollista y de la democracia. Si tomásemos a ciegas el análisis y las propuestas para el desarrollo de Brasil que reinan en los textos de Furtado entre 1958 y 1964, sin considerar las luchas políticas en proceso, y las diversas formas en que constituían bien o mal sus posibles "aliados" y "enemigos", olvidando que esos textos suponían reformas fuertes, de "base" e inaplazables en la sociedad brasileña, entonces la batalla político discursiva sería simplemente una fantasiosa voluntad de saber, encarcelada por el "mito del desarrollo económico", como el propio Furtado denominó al tipo de pensamiento que no considerara a la acción (49). Es cierto que Furtado llevaba a cuestas el discurso "técnico", pero las nociones sobre el "desarrollo" ya no podían comprenderse a partir de los promedios per cápita en el sentido estricto como los define las categorías económicas del discurso convencional. Por lo tanto, es necesario asumir a Furtado, allá por 1962, como una especie de "técnico-político". En una entrevista y en pleno proceso de lucha por instaurar la política de desarrollo del Nordeste, ya alejado de las posturas que aparecen en A operacao...1959, sobre la "neutralidad" del técnico apolítico, declaraba: El desarrollo económico debe ser desarrollo político-económico.(...) Economistas y otros técnicos han fracasado en la política porque intentaron convertirse en políticos de partido. Uno debe ser político pero no de partido. La batalla política debe impulsarse en términos de la fortaleza del técnico (50). El Nordeste Transfigurado y el Retorno del Profeta: 1981-85 Después de casi dos décadas, de las cuales una fue de exilio forzoso debido a la dictadura militar y la otra por predilección propia y responsabilidades adquiridas trabajando en una Universidad de la ciudad luz, en Francia, Furtado retornará a pensar, e intentar actuar, sobre el Nordeste. Se trata de una época, en la cual Furtado asumirá funciones públicas nuevamente. Cabe mencionar que a su regreso al Brasil, Furtado asesora y se incorpora al grupo político del ex-Movimiento Democrático Brasileño (MDB) que con la participación de otras agrupaciones políticas conformó el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). De esta forma, Furtado tuvo amplia participación en la "construcción" de la problemática (el modo de plantear las preguntas así como sus respuestas) brasileña a partir de 1981. Desde esta óptica, un elemento que resurge una y otra vez en El Brasil después del ‘milagro’(51), La nueva dependencia - Deuda Externa y Monetarismo (52), Nao a' recessao e ao desemprego (53) y Cultura e desenvolvimento (54), es la recuperación del concepto de la "autotransformación" o "autogeneración" del capitalismo brasileño, a partir de su propia estructura productiva y mercado interno, idea que había desaparecido por muchos años. De hecho Furtado se mantuvo cerca del (PMDB) asesorándolo en materia económica durante los cinco primeros años de la década de los años ochenta. Son años que demuestran una intensa y prolífica actividad en el plano teórico y político. Los aspectos de la obra de Furtado que se refieren al Nordeste, como veremos, integran una nueva y autocrítica apreciación. Obviamente mucho de ésta re-flexión se debe al propio retorno de Furtado al Brasil. Su asesoría, y después su incorporación al gobierno de Sarney, lo obligaron a escribir y reformular respuestas sobre su participación en las políticas económicas del pasado. Los libros que Furtado escribe en este período evidencian que está "poniendo en orden la historia", aclarando y fincando responsabilidades. La vida pública de Furtado sufre importantes cambios. En 1985, es nombrado Embajador ante la Comunidad Económica Europea, e inmediatamente después Ministro de Cultura, cargo al cual renuncia a fines de julio de 1988 (55). Las apreciaciones de Furtado sobre el Brasil están dominadas por las ideas en torno a la soberanía nacional, la forma de tratar el problema de la deuda externa, y la problemática del Nordeste. Por otra parte, Furtado no sólo enfatiza la casi inverosímil tasa de crecimiento de la economía brasileña, sino el hecho de que se haya materializado a través de su mercado interno, sin olvidar sus efectos altamente excluyentes de la mayoría. Pero advierte que, el futuro del capitalismo industrial brasileño, sustentado sobre su propio mercado interno, podría padecer graves traumatismos si no se realizan profundas "transformaciones estructurales". El contexto de la lucha política por la reconstitución de la democracia en Brasil a comienzos de los años ochenta, y la inestabilidad estructural de su economía, no pueden explicar fehacientemente la pasión teórica con que Furtado retorna a la problemática del Nordeste. La cuestión del "Nordeste" es uno de los temas cruciales, en términos políticos como personales que Furtado tuvo que reconsiderar al integrarse a la vida política del Brasil. Furtado recupera algunos aspectos de los análisis realizados cuando estuvo al frente de la SUDENE. Antes de cualquier crítica, habría que indicar que su perspectiva propositiva -como veremos a continuación- ha cambiado radicalmente. Vale la pena, por lo tanto, examinar la evolución del Nordeste en los años posteriores a 1964 y sus efectos en la óptica de Furtado sobre el "Nordeste" (56). En esta época, propone nuevamente que la SUDENE adquiera funciones autónomas de dirección sobre el futuro de la región. Esto se explica si tomamos en cuenta que después del golpe militar, la SUDENE perdió su capacidad tanto propositiva, como deliberativa. De ser la máxima asesora de la Presidencia fue integrada, como otras instancias, al Ministerio del Interior. Sin duda alguna, observamos cambios importantes en la perspectiva de Furtado. En primer lugar otorga una alta prioridad a la promoción de la autoadministración del Nordeste por parte de su población para que pueda resolver "sus" problemas. Es insistente también la tesis de que el nuevo modelo de desarrollo tendrá que ser inventado por los propios nordestinos. Suma importancia se da a la necesidad de constituir "cooperativas" y reconstituir el agro para liberar la "capacidad creativa" de la población local. Su discurso "antitecnocrático" y desmistificante del "Príncipe" como guía del proceso demuestra que se han diluido considerablemente los aspectos más paternalistas y tecnocráticos de su concepción anterior. No obstante, sorprende que Furtado diga que el "cuadro agrario" y el diagnóstico de Uma política...1959 aún tengan vigencia. Si esto tiene el sentido de señalar que la topografía ecológica aún determina en gran medida las alternativas productivas, no estaría fuera de lugar, pero Furtado parece referirse a las relaciones sociales en el campo, y ahora ese universo ha cobrado configuraciones sociales totalmente distintas. Es obvio que una categorización del agro bajo la dicotomía minifundio-latifundio ayuda a sostener que "nada" ha cambiado y que el campo sigue "monopolizado" por unos cuantos terratenientes; pero, las relaciones sociales predominantes, y sus condiciones de existencia ya no son las de antaño, es decir, feudales. El predominio de los grandes complejos agro-industriales, y relaciones sociales mercantiles salariales indicarían ya "otro" tipo de "reforma agraria", que no puede partir de la idea de que existen grandes masas de población "sujetas" a la tierra por relaciones sociales feudales. El proceso de concentración de la tierra en grandes terratenientes capitalistas, y el océano circundante de "minifundios", implican que las relaciones salariales se implantaron firmemente en el campo. Anteriormente señalamos que al visualizar al campo del Nordeste bajo la lógica del "latifundio-minifundio", Furtado perdía las particularidades de las relaciones sociales que determinaban dicha organización del trabajo. Como se indicará a continuación, en esta ocasión la captación del panorama predominantemente capitalista del campo y sus efectos, es obstaculizada precisamente por la categorización (mini y latifundio), que predeterminan sus trazos típicos: la subutilización de "tierras" por un lado, y "masas" de campesinos minifundistas "desempleados" por otro. Nuestro autor no se percata de que es precisamente el campesino sin posibilidades de sobrevivir en su parcela lo que hace factible la mano de obra salarial para las grandes agro-industrias. Por consiguiente, cuando en esta ocasión Furtado propone la constitución de una clase al estilo del "farmer" norteamericano, reitera la implantación de un modelo de producción elaborado veinte años atrás. La diferencia es que en esta ocasión ya habla a favor de una "reforma agraria". Plantea la necesidad de dotar a los pequeños productores independientes de una adecuada infraestructura financiera y tecnológica, y hace recaer sobre ellos la producción de alimentos para el ámbito local. Pero bajo relaciones mercantiles se ve más difícil mantener "independientes" a dichos productores; y la "reforma agraria", entonces, debe adquirir, aparte de la repartición o distribución de tierras, otro matiz. A pesar de todo, es interesante que por estos años Furtado ya hable a favor de la constitución de cooperativas de produccción y de comercialización, con el fin de intentar fortalecer a los pequeños productores para competir y defenderse de las grandes empresas. No está por demás insistir en que el "Nordeste" de los años ochenta está abrumado por "relaciones de producción capitalistas". Esto se desprende de un estudio de la organización productiva de uno de los "sectores" más atrasados: el del "azúcar". Si dejásemos a un lado la tipificación "mini y latifundios", los datos hablan por sí mismos: Otros aspectos atingentes de la estructura fundiaria están relacionados con la propiedad, esto es, el dominio pleno propiamente dicho, y con el uso de la tierra. Los datos (...) revelan que poco más de la mitad de los productores nordestinos (57.5%) se declaran propietarios legítimos de la tierra que ocupan y explotan (que representa cerca del 92% de la superficie total de los establecimientos rurales). Por otro lado, los productores no propietarios -arrendatarios, aparceros y ocupantes precaristas- constituyen cerca del 42% de los productores y ocupan una superficie inferior al 10% del total. La clasificación funcional de los productores -en cuanto componentes de la fuerza de trabajo del Nordeste- que realizaron en 1973 el Banco Mundial y la SUDENE, en investigaciones directas (...), permite deducir que, de la fuerza de trabajo, sólo el 13.3% de los productores rurales del Nordeste serían propietarios-administradores, incluidos los precaristas que ocupan tierras fiscales, los que se concentran en el Sertón, principal zona ganadera. Por otro lado, en el Este Húmedo, zona de concentración de la caña, a pesar de su superficie relativamente pequeña, el 14% de los productores están en esa categoría, y fracciones relativamente pequeñas de arrendatarios y aparceros, tanto en la comparación entre zonas como entre categorías. Respecto de la relación entre propiedad y uso de la tierra, la dimensión del problema nordestino se aprecia al examinar los datos (...), que muestra que, en el recatastro de los predios de 1978 cerca del 77% de los predios se clasificaban como minifundios, y ocupaban poco más del 15% de la superficie total, mientras que los latifundios (por explotación o tamaño) representaban aproximadamente el 22% del número y ocupaban más del 80% de la superficie; de los datos para 1984 se infiere que la situación se habría agravado, aumentando los latifundios. Se trata de un típico complejo latifundio/minifundio en que coexisten grandes extensiones sin utilizar (latifundios) y numerosos contingentes de productores con superficies insuficientes como para obtener una producción y un ingreso de subsistencia (minifundio). Por lo tanto y simultáneamente, la tierra y la mano de obra se encuentran subutilizadas y subempleadas (57). La idea "latifundio/minifundio" por parte de Furtado hace incomprensible que se trata de una estructura agraria (tanto en la agricultura como en la agropecuaria) donde reinan las relaciones mercantiles, con su respectiva división social del trabajo. Así encontramos mano de obra asalariada, e igualmente aquélla que trabaja cierta parcela propia o a "medias". El examen de las condiciones de existencia de la producción son réplicas (o análogas) de aquéllas con que Lenin describía al campo ruso en su texto clásico El desarrollo del capitalismo en Rusia. Tal vez pueda argumentarse que algunos de los aspectos ecológicos sigan vigentes, pero no las relaciones sociales de la agricultura. Además en la gran mayoría de los Estados se observaba el declive en la producción de alimentos (58), así como una creciente hegemonía de las grandes agro-empresas. No se debe olvidar que el proyecto de la SUDENE para la transformación de la agricultura del Nordeste incluía, desde sus inicios, una política de industrialización. Se suponía que la industrialización fomentaría la creación de un "polo de desarrollo". De ello surgiría una fuerte presión e irradiación que promovería la especialización del sector agrícola para producir alimentos para las industrias y ciudades en expansión. Sucede, sin embargo, que la industrialización que se suscitó en el Nordeste fue simplemente la prolongación de un proceso que se venía dando desde el Centro-Sur. Fue una industrialización dominada por la lógica del Centro-Sur, la cual no procreó fuerzas, ni encadenamientos internos en la propia "región" del Nordeste, no obstante -como lo admite el propio Furtado- la impetuosa tasa de crecimiento del Nordeste después de su partida al frente de la Superintendencia. Es Raimundo Moreira (59) a quien debemos uno de los mejores análisis de este proceso después de 1964, y a sus diagnósticos se remite el propio Furtado en la década de los años ochenta, quizá sin percatarse de que gran parte de la descripción y de la crítica a la política del Nordeste está dirigida a Uma política...1959 y a sus "Planos directores". A pesar del proyecto industrializador "autóctono" para la región, los planes y diagnósticos de la SUDENE nunca analizaron las implicaciones de dicha óptica, o sea, obtener conocimiento de las fuerzas existentes y necesarias para que tome lugar un encadenamiento industrial (en términos de Hirschman "hacia atrás o hacia adelante") en el propio Nordeste. Sin duda alguna, el nivel de inversiones en el Nordeste creció por el aumento en la rentabilidad que impulsaba el subsidio implícito en el mecanismo fiscal 34/18, pero éste mecanismo no fue su pricipal motor y menos aun creado para aliviar la "crisis" que agobiaba al modelo y período industrial sustitutivo en general del Brasil en 1964: Primero, porque la desconcentración de las inversiones hacia el Nordeste sólo tendría sentido si el polo Centro-Sur sufría negativamente de las economías externas de aglomeración. Segundo: la otra tesis, insostenible, que aparece en el análisis de Uma política...1959, es la de que la industrialización del Nordeste promovería la "sustitución de importaciones" interregionales, impidiendo así a largo plazo la saturación en Sao Paulo. Sin embargo, las industrias que emergen en el Nordeste están en su totalidad dirigidas a producir y vender sus productos ("bienes intermedios") en el mercado del Centro-Sur. En otras palabras, se propagó un sistema industrial que "exportaba" sus productos fuera de la región, lo que implicó que el Nordeste no fuera un mercado viable. Por lo tanto, los beneficios fiscales que promovían el traslado e inversión hacia el Nordeste sólo lograron facilitar la expansión o la especialización de empresas del Centro-Sur, no su "integración" a la región en cuestión (60). Por lo tanto, si algún proceso interregional de "sustitución de importaciones" llegó a engendrarse, la estructura industrial del Centro-Sur es la que domina el proceso, y el "Nordeste" siguió siendo abastecido por el Centro-Sur en materias primas y tecnologías. Moreira también niega la pertinencia de la apreciación de Uma política...1959 en torno a la idea de que el Nordeste pudiera convertirse en un mercado para bienes de capital provenientes del Centro-Sur. No existe razón alguna para suponer que ése sea el mercado clave dada la posible existencia de otros, inclusive en la misma región del Centro-Sur. Por lo tanto el proceso de "desconcentración espacial de las inversiones" se puede explicar por las tendencias centrípetas del capitalismo. Si las tasas de rentabilidad del capital están sujetas a los procesos de economías externas y de urbanización, los costos diferenciales de la mano de obra, así como las nociones de homogenización del aparato productivo, no son pertinentes. La difusión de los capitales hacia áreas periféricas no asegura per se un mejor rendimiento en términos de ganancia sin la existencia de ajustes institucionales como el 34/18. Por otra parte, si bien los mecanismos son necesarios, tampoco son suficientes para promover las inversiones. La aparición de otros instrumentos y apoyos a la inversión logró que éste en particular perdiera sus ventajas comparativas. Por lo tanto, en el Nordeste se observa una ondulación en el grado de inversiones, en que la aparición de otros mecanismos fiscales a través de un mercado financiero en ampliación, y un mercado de capitales relativamente moderno en 1967, logra una reconversión favorable de las inversiones hacia el Centro-Sur. Por su parte, Moreira desecha razones de costos diferenciales en razón de la mano de obra o fundamentado en aquello que Oliveira llama el "equivalente general" (61), proceso mediante el cual se torna funcional la reproducción e inversión de capitales en el Nordeste. De todas formas, el grado de rentabilidad no declina en el Nordeste, por lo que aún queda por explicarse la disminución de las inversiones. Es la noción de homogenización (62) del espacio económico lo que debe ponerse en tela de juicio, y así considerar la importancia en los costos de oportunidad que hacen posible el "regreso" de capitales hacia la zona del Centro-Sur, ya sea por razones de mayor competitividad interna o por la tasa de rentabilidad a largo plazo. Dado el período de recesión en Brasil (1963-68), es difícil sustentar la idea de que existía un "excedente" de capitales para "exportar" y promover la "homogenización" del espacio económico. Ello obliga a concluir que el proceso de inversiones que se observaba en el Nordeste obedece simultáneamente a dos procesos: por una parte, los incentivos lograron atraer capitales a medida que se acentuaba la recesión; por otra parte, existió un proceso de expansión/modernización y reubicación de las industrias en cuestión (63). Moreira explica el mecanismo 34/18 como un apoyo y subsidio "disponible", que dada la coyuntura económica que reinaba por entonces, es aprovechado por las empresas grandes y medianas del Centro-Sur para descentralizar y modernizar su aparato productivo, trasladando algunas de sus ramas hacia el Nordeste. Sólo en ese sentido se puede hablar de una "sustitución de importaciones" interregional. Más exactamente, se debería hablar de una "dependencia" mayor de la industria nordestina respecto de la del Centro-Sur, tanto para sus ventas como para las compras de sus productos. Es por ello que en el Nordeste aparecen filiales de empresas establecidas originalmente en el Centro-Sur. Para 1961 el Plan Director agregó la posibilidad de recibir financiamientos de bancos para importar equipos, siempre y cuando se utilizara materia prima agrícola local, cuya producción se destinara en su mayoría a la exportación. Además se redujeron en 50 % los impuestos a la renta si éstos se reinvertían en proyectos considerados de alto interés para la región. Se reformularon prioridades de proyectos y sus puntajes sobre la base de industrias (Las industrias básicas o germinativas, bienes durables de consumo o de uso general recibían mayores puntajes) en zonas específicas. Se ampliaba hasta un 57% el límite de participación de los fondos 34/18, inclusive el capital variable, que antes sólo cabía como inversión fija. Por lo visto se otorgó una alta importancia a "industrias básicas o germinativas" y la desconcentración subespacial de la industria, colocando en segundo plano la producción de bienes de alimentación básica. De esta forma, ulteriores decretos incentivaron la formación del capital variable, ampliándose la gama de utilización de los recursos del 34/18, lo cual reducía la participación de los recursos propios, en detrimento de los recursos provenientes del 34/18 y créditos gubernamentales. En pleno apogeo la dictadura militar, el Plan Director de los años 1969/73 toma en consideración aspectos sociales; se multaba por evasión fiscal a aquellas empresas que no utilizaron los recursos en los proyectos propuestos. También se intentó disgregar a la industria en un mayor espacio posible, dando facilidades e incentivos hacia otros Estados de la región. Por lo tanto, el mecanismo 34/18 tuvo como principal efecto la elevación y movilización del capital. En el Nordeste, en cuatro años se duplicó el stock de capital. No obstante, muchas entidades-personas jurídicas- siguieron pagando al fisco en vez invertir en el Nordeste. En general, el uso del mecanismo, provino precisamente de aquellos que lidereaban la economía brasileña. Por otro lado, la mayor parte del capital accionario (80%), de las empresas localizadas en el Nordeste, consecuencia del mecanismo 34/18, era de origen foráneo a la región. La intensidad máxima de depositantes ocurriría en los años 65/69, observándose una baja para 1971, en que la demanda es mayor que la oferta. (Recordemos que en 1968 se ponen en marcha políticas de estabilización). Por consiguiente, la industrialización que tuvo lugar se dio por medio de un proceso altamente subsidiado, lo que contribuyó a una función de producción intensiva en capital de bajo costo relativo, es decir, aparentemente se apoyó la conformación de empresas con formas de producción con mínima absorción de mano de obra local. Además, casi todos los proyectos presentados fueron bien acogidos por la SUDENE. Se elevó así el nivel de inversiones reduciéndose la partida propia de la inversión. Por lo tanto, es difícil calificar a la industria en el Nordeste como parte de un proceso sustitutivo de "importaciones". Es más exacto hablar de una diversificación de la producción a nivel nacional de algunas ramas como la química, petroquímica y metalúrgica, o la modernización de otras como la textil. Este es el proceso típico, si bien pudiera hablarse de casos aislados de un proceso de "sustitución de importaciones". A pesar de que los costos de producción en el Nordeste eran mayores a los del Centro-Sur, los subsidios a los capitales hicieron posible su radicación; en otras palabras, fue el costo del capital, y no el de la mano de obra o las materias primas, lo que determinó allí su instalación -esto es elocuente y contraria a la tesis del "equivalente general" propuesto por De Oliveira-. Por tanto, éstos últimos factores fueron secundarios en cuanto a la decisión de las empresas de trasladarse hacia la región. De este modo, los incentivos fiscales promovieron una "profundización" industrial de aquellas empresas intensivas de capital o ramas de "punta", para las que el subsidio del 34/18 fue el factor básico de su localización regional. Un verdadero proceso de sustitución de importaciones hubiera requerido el surgimiento de industrias aptas para competir con las industrias del Centro-Sur, donde los "costos" eran menores a los del Nordeste. Las industrias en el Nordeste no pasaron a competir con las ya instaladas a nivel nacional. Ya sea la existencia de límites a la expansión industrial, o simplemente la presencia de un proceso de reestructuración de la división social del trabajo, lo cierto es que no hubo ampliación hacia otros ámbitos o áreas productivas. La coincidencia entre el proceso de modernización de las empresas y el uso del mecanismo 34/18 favoreció que se confundiera el sentido de la acción de las empresas. A pesar de la "concentración" regional en lo que concierne la localización espacial de las industrias en el Nordeste, el mecanismo 34/18 tuvo un papel importante modernizador y diversificador de la estructura industrial nacional y regional. Bahía y Pernambuco recibieron 57% de los proyectos totales. La atracción de ciertos estados para las inversiones se debió a la representatividad de ciertas ramas similares a las del Centro-Sur, y/o a la existencia de condiciones generadoras de economías externas de aglomeración. No existe industrialización regional (aprovechamiento de recursos naturales etc.,), porque las inversiones más bien obedecieron a fenómenos de índole coyuntural y al mecanismo 34/18 (64). Sustancialmente la "economía" nordestina no sufrió mutaciones; el sector industrial no elevó su participación relativa de manera estrepitosa, manteniendo el sector agrícola su importancia relativa. La ausencia de eslabones industriales intraregionales se explica por el predominio de las industrias "dinámicas", altamente dependientes del Centro-Sur por sus insumos. El propio mercado regional del Nordeste no absorbió gran proporción de los productos industriales elaborados en la región. Dada la articulación de la industria con la del Centro-Sur, los dos centros urbanos más importantes (Bahía y Pernambuco) no se constituyeron en polos de desarrollo, ni en partes interdependientes de una cadena industrial intrarregional. Existió una claro déficit de una política que articulase a las industrias entre sí, y aprovechara un mejor uso de tecnologías más intensivas en mano de obra. Moreira sostiene que la SUDENE pos 1964 intentó resolver "problemas" administrativamente, sin tomar la planificación y su problemática como partes de las políticas a nivel nacional, como si la política regional pudiera plantearse independientemente del contexto nacional. Ello difícilmente garantizaba que las agencias productivas se condujeran de la manera establecida en el plan. Así Moreira concluye que es más fácil explicar la situación del Nordeste como parte de la expansión centrípeta del capitalismo, que como una problemática tan sólo regional. Una de las razones por las cuales nos hemos extendido en el diagnóstico de Moreira sobre la SUDENE "furtadiana" y "pos-furtadiana", se debe a que el propio Furtado recogió sus planteamientos para sus evaluaciones retrospectivas sobre el Nordeste. Habiendo aceptado el diagnóstico de Moreira como adecuado, Furtado lo incluyó en su modelo del capitalismo excluyente brasileño, que se fundamenta en un tipo de demanda muy específica resultado de la concentración del ingreso. Este fenómeno, que se repitió en el Nordeste, produjo, un gran océano de "pobreza" al lado de una inmensa riqueza en ampliación concentrada en un espacio y grupo económico. Para los años ochenta, Furtado propuso una política (planificada) a nivel nacional que otorgase prioridad a las inversiones de industrialización manufacturera de bienes de uso masivo, en vez de los de lujo dirigidos para una minoría, para revertir a largo plazo las tendencias observadas en el Nordeste. Consideraba, además, que si a esta política se le añadía una elevación de los salarios en el campo, se induciría automáticamente una mayor productividad en la agricultura, lo que intensificaría la producción de bienes de consumo masivo y no de exportación. Por otra parte, en A Fantasia desfeita...1989 ya se puede ver una visión más pragmática y propositiva. El problema fundamental radicaba no tanto en erradicar las desigualdades sino de: ... eliminar diferencias -dice Furtado- en los niveles de ingreso, aún cuando eso es necesario en cierta medida, sino transformar la sociedad nordestina a fin de que el desarrollo beneficie efectivamente a la masa de la población. Si no se eleva deliberadamente el nivel de vida del hombre rural nordestino, si éste sigue prisionero del hambre y la ignorancia, la estructura social del conjunto del país tenderá a permanecer semi-inmovilizada, reproduciendo agravadas las extremas desigualdades que la caracterizan en el momento actual. El objetivo estratégico debería ser abrir espacio para que los que están realmente abajo en la escala social se conviertan en agentes activos del desarrollo. Ese primer impulso, tendiente a romper las estructuras que aprisionan a los que están más abajo, sólo se producirá como fruto de una decidida voluntad política (El Brasil después...1981, cursivas mías, op. cit., p. 121). Furtado señala que el "Nordeste" ha sufrido grandes cambios y transformaciones, sin que ello signifique la elevación de los ingresos para las comunidades en su totalidad. Por último, esto nos lleva a interrogarnos sobre la utilidad política y acaso teórica de la noción de "región". El hecho de que existan conglomerados humanos con ingresos altamente diferenciados no debe provocar la aceptación a priori de la existencia de una "región" como si fuese un sistema económico bajo una racionalidad propia; su especificación requiere una mayor teorización; la noción de un "espacio" económico implica mucho más que la delimitación de fronteras estatales. Algunas áreas que se dicen del "Nordeste" bien pudieron explicarse por la configuración histórica de sus formas de producción y un suelo relativamente estéril, que no significa que las relaciones de producción no deben ser tomadas en cuenta, sino de que es imposible generalizar a partir de ellas o de la ecología que reina en ese espacio. En efecto, posteriormente se demostró que existe una gran simbiosis entre el "Nordeste" -que empezó tardíamente la industrialización y mutación de las estructuras agrarias- y el Centro-Sur. El hecho de que exista "pobreza" en cierta área delimitada no significa que ella responda a cierta lógica general. Es sencillamente resultado del tipo de luchas sociales (o su ausencia) allí desarrolladas en torno a la "posesión en separación" de la tierra. Si como dice Furtado, las desigualdades "en el nivel de ingreso existen en todas partes" (Ibídem, p. 121), entonces ellas no pueden constituirse en la fuente de la unidad de un "espacio" en el sentido de una región económica. Lo que sí cabe recordar es lo que insistentemente Furtado pregona: que el capitalismo sin alguna dirección o planificación, obviamente creará "riqueza" y concentración del ingreso por un lado y marginación por otro, pero esto no tiene nada que ver con la existencia de una región económica específica. Dicho esto, cabe mencionar que esto no excluye necesariamente la posibilidad de especificar a la "región" partiendo de sus aspectos constitutivos en términos raciales y étnicos, pero aquí ya estaríamos hablando de un fenómeno muy distinto que el de una geografía económica envuelta por una lógica general de reproducción (65). Hemos observado los cambios en la perspectiva teórica-política de Furtado en torno al tema de las desigualdades regionales. La problemática del Nordeste, proyecto constituido casi a última hora (1958-1959), es correlativa a su ingreso a cargos cada vez más importantes en la administración pública del Brasil. Simultáneamente a las nociones sobre la "desigualdad" regional, con nuevos matices y transformaciones se produce la nueva concepción estructuralista de Furtado. En esos años Furtado tiene que confrontarse y ver de cerca el funcionamiento de las políticas de "apoyo" y financiamiento propuesto por el gobierno estadounidense. Furtado será marcado profundamente por la infructuosa lucha por conformar un frente amplio democrático y desarrollista como lo demuestran sus inmediatos trabajos después del golpe de Estado militar en 1964 (66). Su nacionalismo será cada vez más evidente mientras que las perspectivas de la industrialización y las posibilidades de un desarrollo nacional -particularmente el caso brasileño- serán abordadas con un cada vez más claro pesimismo. No hay que olvidar el ímpetu con que trabajó por la causa social, el Nordeste, el proyecto político, la crítica al discurso económico convencional, y el Plano trienal...1963, ámbitos cuya materialización lentamente vio esfumarse. Las razones fueron, como él mismo supo apreciar retrospectivamente en A fantasia desfeita...1989, muy simples: no tenía apoyo alguno de las fuerzas políticas. Su ingreso al gabinete del gobierno -a la orden de tres distintos presidentes- se debió precisamente a su apariencia de "técnico"; allí yacía su debilidad. Sin embargo cabe resaltar la congruencia política de Furtado cuando retorna a sus funciones públicas en los años ochenta: supo recomponer la mayor parte de sus ideas en torno al Nordeste y la industrialización en el Brasil aunque contradijeran sus anteriores perspectivas. Conclusión Furtado tiene que ser considerado como uno de los autores más renombrados si no "leídos"; hasta la fecha se habla de impresiones que superan el millón de textos. Por otra parte, si adoptamos como un mejor indicador de su "verdadera" reputación entre la comunidad intelectual, aquél que señala el numero de referencias que se hace a su trabajo, vemos a Furtado como una figura trascendental: el Social Science Citation Index reporta unas 694 referencias (67) entre los años 1971 y 1983. Además, entre los más destacados Homenajes a su Obra pueden mencionarse el que se realizó en Paraiba en 1991 (68), y en París en 1997 (69), y de paso señalemos que hasta la fecha ha recibio seis Docteur Honoris Causa (70). Finalmente, me permitiré romper con las reglas usuales concluyendo con una nota de tipo personal. El estudio del pensamiento de Furtado me convenció de que jamás será suficiente el tiempo dedicado al mismo. Existen grandes áreas de sus ideas inexploradas que podrían ser útil para repensar la problemática latinoamericana. Otros estudios podrían a su vez resaltar otras vertientes; su compromiso con la democracia por ejemplo, su presencia en la docencia, desafortunadamente la mayor parte en París, su visión de la ciencia social, neokantiana en ocasiones, o "positivista" en sus primeros tiempos, su indeclinable pasión por la teorízación de nuevos fenómenos sociales, su perspectiva de la "nación" o su temor por su posible desaparición, como me lo hizo saber unos años atrás (71). También queda por investigar la desafortunada asociación de sus ideas con las del propio Prebisch (y digo "desafortunada" porque ambos quedan devaluados al ser incorporados en un mismo saco), y no menos importante es llegar a conocer y descifrar los códigos que dominaron la recepción de sus ideas. Todo lo cual me llevó a la conclusión de que las ciencias sociales latinoamericanas parecen desconocer su gran adeudo con Celso Furtado, su herencia es inconmensurable y hay que rescatarla del olvido para (re)construir las verdades de éste mundo. Furtado, como intelectual comprometido con la transformación de las relaciones sociales reinantes, no fue ajeno a dicha problemática: nos legó un "régimen de verdad" sobre la idea del subdesarrollo y las posibles vías para su superación: El problema político esencial para el intelectual -subraya M. Foucault- no es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia o hacer de tal suerte que su práctica científica esté acompañada de una ideología justa. Es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad. El problema no es "cambiar la conciencia" de las gentes o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen político, económico, institucional de la producción de la verdad (72). Notas
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Cinta de Moebio Revista de Epistemología de Ciencias Sociales ISSN 0717-554X |