Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Thumala, D. 2010. Proyecciones del concepto de sistema psíquico de Luhmann y su vinculación con la psicología. Cinta moebio 39: 186-191. doi: 10.4067/S0717-554X2010000300005

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Proyecciones del concepto de sistema psíquico de Luhmann y su vinculación con la psicología

Projections of Luhmann’s concept of psychic system and its relationship with psychology

Mg. Daniela Thumala-Dockendorff (dthumala@vtr.net) Facultad de Ciencias Sociales, Universidad San Sebastián (Santiago, Chile)

Abstract

The purpose of this article is to pose questions about the applicability of the systemic and constructivist theory developed by Niklas Luhmann to the reflection about the object of study of psychology. We describe the central aspects of the concept of Luhmann’s psychic system which is then contrasted with some questions that arise from psychology. In this context, we present some advantages for the theoretical and applied development of psychology to differentiate its object of study from those of the social and bio-medical sciences, moving from a pre-paradigmatic state to one that allows a greater accumulation of knowledge, thereby pushing its development as a scientific discipline.

Keywords:autopioesis, psychic system, consciousness, psychology, constructivism

Resumen

Este artículo tiene por propósito abrir preguntas sobre la posibilidad de aplicar la teoría sistémica y constructivista desarrollada por Niklas Luhmann a la reflexión sobre el objeto de conocimiento de la psicología. Para ello se describen los aspectos centrales del concepto de sistema psíquico de Luhmann que luego se contrastan con algunas interrogantes que surgen desde la psicología. En este contexto, se plantean algunas ventajas que tendría para el desarrollo teórico y aplicado de la psicología diferenciar su objeto de estudio de aquellos de las ciencias sociales y bio-médicas, avanzando desde un estado pre-paradigmático a uno en que sea posible una mayor acumulación de conocimiento, empujando así su desarrollo como disciplina científica.

Palabras clave:autopioesis, sistema psíquico, conciencia, psicología, constructivismo

Introducción

La psicología, como disciplina, pareciera no haber podido superar lo que Kuhn (1971) ha llamado fase pre-paradigmática de la ciencia, más aún, como señala Leahey (1989) ni siquiera existe consenso sobre la posibilidad de que sea o llegue a ser una ciencia. Aparentemente, los psicólogos han manifestado desde siempre diferencias importantes  respecto del objeto de conocimiento de la psicología y sus alcances. Sólo al interior de las distintas escuelas teóricas es posible observar un mayor acuerdo en relación a estos problemas. No es extraño, entonces, que respecto de su objeto de estudio encontremos un abanico de posibilidades que va desde los “procesos mentales inconscientes” en el psicoanálisis (Leahey 1989), por ejemplo, pasando por el “estudio de la mente y el comportamiento” (VandenBos 2007), hasta el “estudio científico del comportamiento humano y animal” (Coon 1998). Esta falta de consenso respecto de cuestiones fundamentales de la psicología, si bien da cuenta de la complejidad y riqueza de sus posibilidades, lentifica la investigación y actúa como una barrera para la acumulación de conocimiento. A lo anterior se agregan las dificultades para la comprensión de la materia psicológica por parte del público general y las limitaciones para el trabajo interdisciplinario.

A partir del contexto señalado, nos preguntamos por la aplicabilidad de la noción de sistema autopoiético formulada por Niklas Luhmann (1991) a la psicología y reflexionamos sobre  la posibilidad de considerar al sistema psíquico como su objeto de conocimiento y su valor para unificar su dominio disciplinario.

Concepto de sistema psíquico de Luhmann: aspectos centrales

Si bien para Maturana y Varela (1994) la autopoiesis caracteriza a los sistemas vivos y se define como una organización de procesos que producen los componentes que constituyen y especifican al sistema como una unidad, para Luhmann (Corsi, Esposito y Baraldi 1996) es posible distinguir la organización autopoiética no sólo en los organismos, sino también en sistemas psíquicos y sociales. No podemos dejar de señalar en este punto la controversia que existe respecto de la aplicabilidad de la noción de autopoiesis de Maturana y Varela a otros sistemas que no sean biológicos. Al respecto, coincidimos con aquellos que rechazan su aplicación, no obstante, consideramos que Luhmann reelabora el concepto original permitiendo la distinción de sistemas psíquicos y sociales como sistemas autopoiéticos. Luhmann propone un concepto más abstracto para referirse a entidades clausuradas operacionalmente que reproducen internamente las diferencias con las cuales se constituyen. El énfasis radica en las operaciones del sistema –no en sus elementos– con las que mantiene su organización, es decir en su clausura operativa (Arnold, Thumala y Urquiza 2010).

Desde la perspectiva de Luhmann (1991), los sistemas psíquicos son sistemas clausurados en sus operaciones en tanto reproducen conciencia mediante conciencia, para lo cual son autónomos y, por consiguiente, no reciben esta conciencia del exterior ni la pueden transmitir, como conciencia, hacia afuera. La conciencia, por su parte, no es algo que exista como sustancia, sino un modo de operación específico que distingue a los sistemas psíquicos. Al respecto, es interesante cómo en la actualidad la neuropsicología hace referencia al concepto mente como una propiedad operativa del cerebro, no como algo localizable en algún punto concreto de éste (Jeeves y Brown 2009).

En tanto sistemas autopoiéticos, los sistemas psíquicos utilizan la conciencia en el contexto de sus propias operaciones. ¿Qué sucede con el entorno? Todos los contactos del sistema psíquico con su entorno, incluido el propio cuerpo (como entorno del sistema psíquico) estarían determinados por la propia conciencia y mediados por el sistema nervioso, es decir, el sistema psíquico, como señala Luhmann “tiene que utilizar otros niveles de realidad” (Luhmann 1991:268). Considerando que el sistema nervioso es a su vez un sistema cerrado, el sistema psíquico que opera con la conciencia estaría configurado solamente a partir de elementos que se constituyen a sí mismos. En su análisis, Luhmann (1991) usa el término representaciones para referirse a las unidades elementales que componen el sistema psíquico (dejando de lado la distinción entre ideas y sensaciones) de modo que sólo con dichos elementos se puede reproducir. Así, las representaciones son necesarias para acceder a nuevas representaciones.

Para su funcionamiento, la conciencia debe cumplir con dos requisitos: diferencia y limitación. Mediante éstos toma en cuenta y, a la vez, se separa del entorno. En el contacto con el entorno produce informaciones que, si bien no imponen nuevas representaciones, sí las sugieren o gatillan. Así, por ejemplo, por medio de la diferencia el sistema puede tratar a las representaciones como informaciones (Luhmann 1991).

La autopoiesis de la conciencia, que proponemos llamar psicopoiesis para referirla a los sistemas psíquicos, puede considerarse la base de la individualidad porque, como toda autopoiesis, es indivisible. Para Luhmann (1991) esta individualidad se encuentra afuera de los sistemas sociales cuya forma de operación es la que Arnold (2003) ha señalado como sociopoiesis. Ahora bien, su autorreproducción (su psicopoiesis) sólo puede realizarla en un entorno social (Luhmann 1991).

Los sistemas sociales, cuya operación y elementos son las comunicaciones, pertenecen al entorno de los sistemas psíquicos. La relación entre estos dos niveles de autopoiesis se da a través de la interpenetración, un modo específico de acoplamiento estructural entre sistemas que desarrollan una co-evolución recíproca, donde ninguno existe sin el otro (Corsi, Esposito y Baraldi 1996). Esta co-evolución se observa en el uso que ambos sistemas hacen del sentido en la representación y reducción de complejidad, no obstante, dada su clausura, ninguno de los dos sistemas puede reducirse al otro. Cada uno utiliza un medio de reproducción diferente, conciencia y comunicación, y ninguno puede absorber al otro: ni la conciencia es absorbida por la comunicación de la sociedad, ni viceversa (Luhmann 1991).

Por medio de una forma de interpenetración, el sistema social coopera con la reproducción autopoiética de la conciencia poniendo comunicaciones a disposición del sistema psíquico. El medio que evolutivamente se ha desarrollado para esta relación es el lenguaje, aun cuando los procesos psíquicos no pueden ser reducidos a éste. Como indica Luhmann (1991) “el lenguaje transforma la complejidad social en complejidad psíquica; pero nunca el curso de la conciencia resulta idéntico a la forma lingüística” (p. 277). La socialización de las conciencias, entonces, no proviene de una intervención externa, sino que se trata de una auto-socialización en la que el sistema psíquico utiliza estímulos del entorno para cambiar sus estructuras. Del mismo modo, su clausura operacional también excluye una relación directa entre conciencias diferentes, éstas sólo entran en contacto a través de la comunicación (Corsi, Esposito y Baraldi 1996). La intersubjetividad, entendida como un proceso de transferencias de contenidos mentales (Arnold 2006), no sería posible desde la perspectiva de la autopoiesis de la conciencia.

Psicología y sistemas psíquicos: algunas interrogantes

A partir de la descripción hasta acá desarrollada ¿es posible considerar a los sistemas psíquicos como el objeto de conocimiento de la psicología? ¿Son los “individuos”, entendidos como sistemas psíquicos, los sistemas con los que esta disciplina trata? Si concordamos, en términos muy generales, que la psicología se orienta al estudio de cogniciones, afectos y comportamientos, entonces ¿cómo se vinculan éstos procesos con la idea de sistema psíquico? Una posibilidad es que afectos y cogniciones sean elementos constitutivos del sistema psíquico (representaciones) que producen nuevas cogniciones y afectos. Aun cuando los afectos tengan un claro componente corporal, se reconocen en la propia conciencia “el sentimiento, no obstante es más que la bioquímica interpretada: es una auto interpretación del sistema psíquico en relación con la continuidad de sus operaciones” (Luhmann 1991: 279). Ahora bien ¿dónde queda el comportamiento? No olvidemos que la psicología también se ha definido como una ciencia del comportamiento ¿cómo lo consideramos desde la perspectiva de los sistemas psíquicos?

Habría que señalar, en primer lugar, que la observación de las operaciones de un sistema (en este caso, psíquico) no es directa. El comportamiento es aquello que observamos y nos permite hacer suposiciones sobre el sistema psíquico que lo realiza. En segundo lugar, cuando el comportamiento es comunicación, permite al sistema psíquico interactuar de forma comunicativa con su entorno, siendo esta vía la más usada por el psicólogo, el terapeuta, para acoplarse con el (los) individuo(s) ofreciéndole nuevas comunicaciones que éste pueda interpretar de forma que produzcan cambios en su sistema psíquico (otras ideas, otras emociones) que podrán ser, al mismo tiempo, observables en su comportamiento. La única manera en que un sistema psíquico se acopla con su entorno es a través del comportamiento. Es por esta razón que el comportamiento no puede sino formar parte de la psicología en tanto es lo único relativo a los sistemas psíquicos que la disciplina puede observar y con lo único que puede intervenir.

Otro aspecto que resulta particularmente interesante es el planteamiento de Luhmann respecto de las relaciones sistema nervioso-sistema psíquico y sistema psíquico-sistema social. No es extraño que la psicología en su historia haya ocupado un lugar poco claro entre el dominio bio-médico y el de las ciencias sociales. La noción de sistema psíquico podría diferenciarla reconociendo, al mismo tiempo, su relación con cada uno de ellos. En el caso de la psicología clínica, por ejemplo, en la explicación de un problema, el psicólogo, dada su propia orientación teórica, pondrá mayor atención a las comunicaciones que le ofrece su paciente sobre los contenidos de su conciencia (ideas, sentimientos, reflexiones, etc.) o se centrará más en las comunicaciones que su paciente mantiene con su entorno (ej., interacción con su familia). Ahora bien, puede considerar a partir de su observación que un cambio en el sistema psíquico requiere de un cambio en el sistema nervioso y lo derivará a un especialista para que reciba medicación (ej., antidepresivos, terapia hormonal, etc.). Esta mirada, sin embargo, ¿es compatible con otras miradas sistémicas? La terapia familiar ¿se ocupa de los sistemas psíquicos o su objeto es un nuevo sistema emergente, en este caso, la familia? ¿Y las organizaciones? El psicólogo que interviene en organizaciones ¿las observa como una entidad indivisible y su objeto es el sistema-organización? o bien ¿observa las interacciones al interior de la organización para explicar los problemas que reportan los sistemas psíquicos que le dan origen? Como  hipótesis podríamos señalar que aún cuando la intervención se realice en un sistema organizacional o familiar, finalmente su éxito o fracaso será evaluado por los sistemas psíquicos involucrados. Son éstos los que comunican problemas y sufrimiento y son éstos los que quieren que sean resueltos. La distinción de un sistema mayor (familia, pareja, organización, etc.) por parte de un observador, en este caso el psicólogo, es aquella que considera útil para su operar, cuyos resultados conoce por las comunicaciones de los propios sistemas psíquicos.

A partir de lo expuesto, consideramos posible la aplicación del concepto de sistema psíquico a diferentes áreas de la psicología, no sólo a aquellas que explícitamente declaran trabajar mayoritariamente con individuos, como la psicología clínica, sino también a la psicología laboral, comunitaria, educacional y social, en tanto cada una de éstas sea indicada como el estudio del sistema psíquico acoplado a esos entornos específicos: trabajo, comunidad, escuela y sociedad. En el caso de la psicología social, por ejemplo, la pregunta por el individuo en el contexto social puede ser abordada desde la noción de interpenetración entre un sistema social y el psíquico. Como señalábamos, esta forma de acoplamiento señala que no existe comunicación sin participación de conciencias, a la vez que éstas no pueden desarrollarse sin las comunicaciones de la sociedad (ej., no hay auto-socialización de los sistemas psíquicos sin que éstos se acoplen a un entorno social que, a la vez, configuran con sus propias comunicaciones) además de considerar otras condiciones medioambientales y orgánicas.

Una última interrogante a señalar en esta presentación es la posibilidad que el concepto de sistema psíquico admita la noción de inconsciente, la cual es fundamental en algunas orientaciones teóricas. Si el sistema se conforma por operaciones de la conciencia ¿puede la conciencia considerarse en diferentes modos y niveles de operación, entre ellos lo que se denomina como inconsciente? Cierto es que la psicología ha abordado el problema de los niveles de conciencia, por lo cual sin duda se encontrarían en su interior elementos que aportarían a responder tanto ésta como otras interrogantes al respecto.

Reflexiones finales

Por cierto son muchos los aspectos que requerirían ser analizados para aplicar el concepto de sistema psíquico a la psicología del modo en que el concepto de sistema social se ha aplicado a la sociología de corte sistémico. Uno de ellos dice relación con responder la pregunta sobre cuál sería el aporte a la psicología de adoptar el análisis de Luhmann a la delimitación de su objeto de estudio ¿Qué podría cambiar en la disciplina bajo esta mirada?

Posiblemente definir el objeto de estudio de la psicología como el “sistema psíquico” (u otro nombre que aluda al mismo fenómeno) no signifique un cambio inmediato o directo en el modo de aplicar el conocimiento generado hasta ahora por la disciplina: el trabajo clínico sería el mismo, también el desarrollado en el ámbito laboral, educacional, entre otros. Estas operaciones no necesariamente cambiarían ¿Qué puede cambiar entonces? En la actualidad, la multiplicidad de paradigmas en psicología la configura como un conjunto de disciplinas (o psicologías) sin mayores posibilidades de comunicación entre sí como son, por ejemplo, visiones que priorizan los procesos mentales intrapsíquicos con aquellas centradas en los patrones interaccionales. El desarrollo de la psicología requiere avanzar desde un estado preparadigmático a uno paradigmático, en que sea posible una mayor integración y acumulación de conocimiento, empujando así su desarrollo como disciplina científica afectando sus futuras aplicaciones (mejorándolas, idealmente).

Cabe señalar que nos referimos a la ciencia desde una perspectiva constructivista. Desde esta epistemología, el conocimiento científico no supone el encuentro de una “verdad” sobre la realidad (Maturana 1983) sino la construcción de un conocimiento que, desde una perspectiva histórico-cultural, ha mostrado a la comunidad de observadores su validez y utilidad: aquel obtenido por un conjunto determinado de procedimientos llamados científicos. El paso de la psicología a un estado paradigmático que le permita un mayor desarrollo como ciencia no será posible hasta que no delimite su objeto de estudio. Es justamente en este punto donde consideramos que adoptar el concepto de sistema psíquico de Luhmann tendría sus rendimientos, en tanto presenta la suficiente amplitud para acoger los planteamientos de diferentes modelos teóricos y, al mismo tiempo, cuenta con la especificidad necesaria para definir un ámbito de estudio propio de la psicología, diferenciándola de las disciplinas bio-médicas y sociales.

Sin duda situar el ámbito de estudio de la psicología en los sistemas psíquicos abriría una gran cantidad de interrogantes. Si al hablar de sistema psíquico estamos haciendo referencia a un sistema que emerge a partir de su interacción con los sistemas biológico y social, pero que no es ni lo biológico ni lo social ¿qué es entonces? ¿Cuál es su punto de partida? ¿Qué lo caracteriza? ¿Cuáles son los elementos que lo constituyen y cuáles son sus límites? ¿Cómo opera este sistema? ¿Qué entenderemos por conciencia? ¿Cómo se produce y/o cambia la psicopoiesis? ¿Mediante cuáles mecanismos u operaciones? Estas son sólo algunas preguntas que requerirían ser respondidas. Sólo nos cabe insistir en que nuestro propósito ha sido abrir el debate sobre la posibilidad de aplicar este modelo y de ninguna manera resolverlo. Muchas interrogantes surgirán en el camino, no obstante el método aplicado por Luhmann para precisar los alcances de la noción de sociedad y su relación con el entorno humano podría ser un aporte a la reflexión sobre el objeto de conocimiento la psicología, alejándola de reducciones a la biología o a las ciencias sociales. Ello serviría  no sólo para la clarificación de su identidad, sino también para su desarrollo teórico y aplicado.

Referencias

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Arnold, M. 2003. Fundamentos del constructivismo sociopoietico. Cinta moebio 18: 1-20.

Arnold, M., Thumala, D. y Urquiza, A. 2010. Autopoiesis como material explosivo en la teoría social contemporánea. Trabajo presentado en el X Congreso de la Federación Española de Sociología, Universidad Pública de Navarra, Pamplona, 1, 2 y 3 de julio.

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Corsi, G., Esposito, E. y Baraldi, C. 1996. Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. México: Universidad Iberoamericana, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.

Jeeves, M. y Brown, W. 2009. Neurociencia, psicología y religión. España: Verbo Divino.

Kuhn, T. 1971. La estructura de las revoluciones científicas. México: FCE.

Leahey, T. 1989. Historia de la psicología. Madrid: Debate.

Luhmann, N. 1991. Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general. México: Editorial Patria.

Maturana, H. 1983. Fenomenología del conocer. Revista de Tecnología Educativa 3/4(8): 228-252.

Maturana, H. y Varela, F. 1994. De máquinas y seres vivos. Santiago: Editorial Universitaria.

VandenBos, G. (ed.) 2007. APA dictionary of psychology. Washington DC: American Psychological Association.

 

Recibido el 22 Mar 2010
Aceptado el 10 Ago 2010

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Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X