Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Pimienta, R. 2002. Reflexiones sobre pensamiento epistémico. Cinta moebio 13: 133-142

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Reflexiones sobre pensamiento epistémico

Reflections about epistemic thought

Rodrigo Pimienta Lastra (plrd6334@cueyatl.uam.mx) Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana; México, D.F.

Abstract

In this paper is planted and argue around a debate that we can considerate historical but at the present time it has not been resolved, the position about the quantitative-qualitative couple in an epistemologic environment fazing the statement of the problem to be researched. In this work starts in the epistemic thinking like a form of thinness of the common sense to approach to the reality whatever it be, without linking it to a particular theoretical view previously established. In this sense the epistemic argument is taken as a reflection in the establishment of the problem to be study over a concrete reality. Under this outline, the proposal is to keep an epistemológic posture that allows a troubling and open form in terms of the categories that surround the object of the study, starting from which it face two methodologies with differents reaches for the construction and analysis of the data, the qualitative-quantitative couple and linked to this environment the dimensions micro and macro.

Resumen

En este trabajo se plantea una discusión en torno a un debate que podemos considerar histórico pero que a la fecha no ha sido resuelto, la posición respecto al par cuantitativo-cualitativo en un entorno epistemológico en cuanto al planteamiento del problema a investigar. En el trabajo se parte del pensar epistémico como una forma de razonamiento del "sentido común" para acercarse a la realidad cualquiera que sea, sin ligarla a un enfoque teórico particular previamente establecido. En este sentido la discusión epistémica es tomada como una reflexión predisciplinaria en el planteamiento del problema a estudiar sobre una realidad concreta. Bajo este esquema, la propuesta es mantener una postura epistemológica que permita una forma abierta y problematizadora de pensamiento en términos de las categorías que rodean al objeto de estudio, a partir del cual se enfrentan dos metodologías con diferentes alcances para la construcción y análisis de los datos, el par cualitativo-cuantitativo; y aunado a este entorno las dimensiones micro y macro.

1. Introducción

Con el auge de la computación, la práctica de la investigación social aplicada se ha diversificado tanto en sus métodos como en las técnicas de análisis que utiliza. Dentro de éstas se encuentran dos metodologías de uso frecuente en la actualidad, la denominada cuantitativa con una mayor tradición y la cualitativa de aplicación más reciente.

En este trabajo se plantea una discusión en torno a un debate que podemos considerar histórico pero que a la fecha no ha sido resuelto, la posición respecto al par cuantitativo-cualitativo en un entorno epistemológico en cuanto al planteamiento del problema a investigar. La discusión de estas dos posturas metodológicas se torna complicada y compleja debido al gran número de oposiciones que anidan, la contingencia histórica de su génesis y su relación constructiva interpretante respecto a la realidad social (Gutiérrez y Delgado, 1999:27).

En el trabajo se parte del pensar epistémico como una forma de razonamiento del "sentido común" para acercarse a la realidad cualquiera que sea, sin ligarla a un enfoque teórico particular previamente establecido. En este sentido la discusión epistémica será tomada como una reflexión predisciplinaria en el planteamiento del problema a estudiar sobre una realidad concreta. Bajo este esquema, la propuesta es mantener una postura epistemológica que permita una forma abierta y problematizadora de pensamiento en términos de las categorías que rodean al objeto de estudio, a partir del cual se enfrentan dos métodos posibles para la construcción y análisis de los datos y dos dimensiones: el par cualitativo-cuantitativo y el contexto micro y macrosocial.

2. Teoría y realidad

Uno de los objetivo principales de la investigación aplicada es conocer la realidad con el propósito fundamental de modificarla. En este sentido bajo un planteamiento epistemológico la realidad debe ser pensada como lo objetivamente posible, sin el establecimiento previo de encuadres teórico, ni supuestos basados en la experiencia acumulada, cuidando de no reducir el recorte de observación de las metas preestablecidas. Captar la realidad como presente permite potenciar una situación que se anticipe a los múltiples cursos que puede seguir, esto es, la apropiación del presente abre múltiples opciones para la construcción del futuro. En este sentido, se debe desarrollar una visión objetiva de la realidad observada que permitan llevarla a la práctica, distinguiendo lo viable de lo puramente posible. (Zemelman 2000a:15-17).

Desde la perspectiva epistemológica el problema es encontrar un método que permita ver la realidad y describirla, sin reducir el recorte a lo previamente establecido, ni a estructuras conceptuales especificas que supongan un conjunto de relaciones apriori. En otras palabras, es buscar una forma de razonamiento que no se limite a organizar el pensamiento con base en contenidos de información estructurados, sino que, más bien, parta de la concepción de la realidad como totalidad dinámica entre niveles. A partir de esto mantener un pensamiento abierto y problematizador de una realidad concreta que permita hacer una elaboración conceptual que articule sus procesos, esto es, aprehender a observar la realidad y sus procesos -apropiarse de su potencialidad- antes de volcarse a dar una explicación de ellos.

En este sentido el diagnóstico se convierte en la expresión de las potencialidades de una realidad concreta, entendida ésta como una articulación dinámica de procesos que se desenvuelven en diferentes niveles y diversas dimensiones espacio temporales en los ámbito micro y macrosociales. En otros términos debe ser una búsqueda de posibilidades alternas de desarrollo, orientando a la determinación de lo significativo para cada contexto y momento de acuerdo con su articulación, abandonando la idea tradicional de que el desarrollo se apoya en magnitudes dadas de recursos naturales y económicos dejando en el olvido a la población, que además de ser un recurso es el sujeto social que dinamiza al conjunto de estructuras económicas, políticas y culturales que articula la realidad a través de su práctica social (Zemelman 1989:23-24).

En este contexto el uso de la teoría no debe partir del planteamiento de hipótesis y de razonamientos apriorísticos, sino de problematizar el fenómeno y sus diversas conceptualizaciones de modo que en lugar de cerrar las relaciones del mundo real a contenidos y jerarqizaciones teóricas, abra un campo de múltiples posibilidades de estas relaciones. En otras palabras la realidad debe ser vista desde diferentes enfoques teóricos sin quedar aprisionada en alguno de ellos (Zemelman 1989: 29-30).

Cuanto menos atado está un investigador a un modelo teórico concreto, tanto mejor será su condición para encontrar datos ideales. Ubicarse en un momento preteórico le permitirá establecer categorías y concepto que lo lleven a un análisis de la realidad menos prejuiciado y con ello a la construcción de nuevas teorías. En este sentido hay una búsqueda por alcanzar lo que sería la totalidad, es decir la intención de encontrar una hipotética completes, porque ahí se encuentra el horizonte de las interpretaciones disciplinarias y transdisciplinarias, perspectiva que le debe permitir contemplar elementos políticos, culturales y psicosociales articulados con las estructuras productivas, la dinámica poblacional y los contexto macro y microespaciales. Un esquema de este tipo lleva a la búsqueda de nuevas teorías que permitan abundar en la complejidad y permitan la creación de espacios y tiempos nuevos de participación.

3. Los niveles micro y macro

Estos términos que hacen su aparición en la década de 1930 con la creación de los sistemas de cuentas nacionales, son adoptados por la Economía en los años 50´s bajo los conceptos de macroeconomía y microeconomía. En el primer caso para referirse al estudio de los grandes agregados nacionales, expresados en unidades monetarias, como: producto nacional e interno bruto, ingreso, empleo, inversión, ahorro, tasas de interés, gasto gubernamental, inflación, etc. En el segundo, aunque en términos de datos puede ser similar, es referido al comportamiento de toma de decisiones en las unidades económicas, como: consumidores, productores, inversionistas, administradores, trabajadores, etc. Resumiendo, un estudio macroeconómico se refiere al análisis global de los totales de una economía y uno microeconómico busca explicar como interactúan las unidades individuales ante las contingencias de un medio ambiente impuesto (Gerstein, 1987:86-93).

Micro y macro son dos prefijos derivados del Griego que significan pequeño y grande respectivamente, que acompañan a un número importante de palabras. Actualmente en la sociología estos términos están referidos a magnitudes físicas de tiempo y espacio, donde pueden hacerse observaciones tanto de tipo cualitativo como cuantitativo. En este sentido los términos enmarcan ciertas clases de relaciones fundamentales que son pertinentes a cualquier tipo de análisis que involucre un evento social ubicado en un tiempo y espacio concretos.

El problema micro y macro en la sociología trasciende los límites paradigmáticos, estableciendo un vínculo estrecho entre diferentes tradiciones teóricas e integración disciplinaria. Este par debe ser vista como una distinción analítica entre diferentes niveles de la realidad, que busca conjuntar dicotomías concretas, como: individuo/sociedad, acción/orden, etc. El problema principal que enfrentan estos términos es la vinculación de pequeñas unidades sociales con grandes unidades en el sentido que se ha establecido anteriormente y viceversa, donde unas pueden tomar información de las otras.

Aunque el problema de lo micro y lo macro no ha sido suficientemente analizado en la sociología, éste puede ser tomado en dos niveles: el de los procesos mentales individuales, preferencias personales e interacciones primarias y el de la organización social en gran escala, como capitalismo corporativo trasnacional, jerarquía ocupacional moderna, formación del estado nación o racionalidad tecnológica. La cuestión de esta dicotomía es, cómo crear teoría que traduzca o mapee conceptos y variables individuales a conceptos y variables del sistema social y viceversa (Gerstein, 1987:86), y todavía más, como conjuntar estos dos conceptos en la dicotomía cualitativo-cuantitativo básicas en la investigación social aplicada.

Los niveles de análisis micro y macro ligado a los métodos cualitativo-cuantitativo de recolección y análisis de datos, llevan a una problemática operacional importante, la de cómo poder utilizar estos niveles de manera particular o combinada y cuales son sus posibilidades de aterrizaje sobre una realidad concreta. En otras palabras Rather (citado por Gerstein 1987:88-89) ejemplifica esto: la satisfacción en el trabajo de un empleado puede ser macro relativo en términos de las tensiones que puede generar en sus hijos, pero micro en términos a la calidad de su trabajo. El análisis de la unidad familiar puede ser micro al interior del grupo social al que pertenece; pero a su vez este grupo social puede ser micro en un contexto local o nacional.

En este sentido lo micro y lo macro, lo cualitativo y lo cuantitativo pueden tener posibilidades ilimitadas, el problemas se presenta en el momento de operacionalizar esto sobre una realidad específica; aquí la pregunta que surge es: ¿cuáles de las dos técnicas o una combinación de ellas permiten obtener información y los datos adecuados para su análisis?. La respuesta a esto no puede ser meramente teórica o conceptual, tiene que verse en términos de los recursos con que se cuentan (financieros y humanos) y posibilidades prácticas (codificación, ejecución, proceso, análisis de la información, inferencias, etc).

En el análisis social las dimensiones físicas espacio-tiempo son medidas de lo micro y lo macro, ellas pueden ser la base que dé sentido y ubicación a éste, particularmente en la forma que estas escalas son socialmente mediadas a través de diversos conceptos y métodos de agregación y desagregación. Cualitativa y cuantitativamente hay una conjunción entre lo micro y lo macro, donde las parte más pequeñas se ajustan dentro del todo, en sus formas de operar y observar la acción social, tanto a través de su cuantificación como de sus significados.

La distinción fundamental entre lo micro y lo macro deberá ser general y analítica, sin buscar ajustarla a un caso particular, esto es, la persona de manera individual, la unidad familiar, o el grupo social no pueden ser tratados ni definidos de manera intrínseca como micro, o bien la sociedad, nación, o economía como macro; esta designación debe estar en términos de los propósitos analíticos que se manejan y ligado a esto a los marcos de interpretación de los conceptos y variables involucradas.

4. El par cualitativo-cuantitativo

Si bien la paquetería computacional de análisis de datos favoreció en un principio a los métodos cuantitativos, los desarrollos recientes alcanzados en esta materia para el análisis cualitativo ha reanimado el entusiasmos por su utilización. En este contexto la polémica por el uso de uno u otro método se acrecienta cada día más, donde unos plantea el predominio de una técnica sobre la otra, mientras que otros la compatibilidad de ambas o bien la incompatibilidad total.

Los partidarios del análisis cuantitativo afirman que el cualitativo carece de fiabilidad y validez; por el contrario los que defienden a los segundos, aseguran que la supuesta neutralidad y precisión de los primeros es sólo una afirmación ideológica (Ruiz 1999:11), argumentando que sus modelos distan mucho de representar lo complejo de la realidad social. Entre estos hay muchos más argumentos que se dan a favor o en contra de una u otra técnica del análisis de datos.

Sobre esto los metodólogos cualitativos conceden a sus análisis una perspectiva Emica (fonémica) frente a su contrapartida la perspectiva Etica (fonética) concedida a los métodos cuantitativos. Aquí la perspectiva ética se refiere a las afirmaciones generalizadas sobre los datos, que el investigador establece en función de un conocimiento transcultural; mientras que la émica se refiere a los modelos y patrones que se observan en una cultura particular concreta. Lo ético es externo y lo émico es interno, en el primero el investigador se coloca fuera de las culturas, comparando unas con otras; en lo segundo el investigador descubre desde dentro lo específico de una cultura particular (Ruiz 1999:16)

Entre las diferencias fundamentales de ambas técnicas se pueden mencionar las forma de recolección de datos, los tipos de análisis que se pueden hacer, las inferencias y las maneras de sistematizar y representar la información. Mientras que los métodos cuantitativos se ubican dentro del positivismo del análisis estadístico, los cualitativos en el campo del interaccionismo simbólico y la hermenéutica. Los primeros expresan sus resultados a través de indicadores y modelos estadístico-matemáticos y los segundos explican las relaciones causales utilizando procesos interpretativos personales de la realidad, basados en experiencias previas; en este contexto, los significados son producto sociales elaborados a través de la interacción que llevan a cabo las personas en sus actividades, convirtiéndose de esta manera la acción humana en la fuente de los datos (Ruiz 1999:15)

Si se renuncia a la pureza de los métodos parecería evidente que hay cuantitativo dentro de lo cualitativo y cualitativo dentro de lo cuantitativo. Esto implica que cuantitativo y cualitativo, bien sustantivado o funcionando como calificativos de técnicas, no proporcionan la unidad más relevante y decisiva para dilucidar los problemas de metodología en las ciencias sociales (Gutiérrez y Delgado, 1999:27). En este sentido se puede decir que en la investigación aplicada se da una gradación que va desde el énfasis en la técnica y la ausencia de una reflexión metodológica y epistemológica, hasta el énfasis precisamente en la reflexión metodológica y epistemológica (Gutiérrez y Delgado, 1999:27).

4.1 Métodos cualitativos

Los métodos cualitativos se han venido aplicando de manera creciente entre investigadores de diferentes áreas de las ciencias sociales, como la etnografía, antropología, psicología, psiquiatría, sociología, historia, pedagogía, estudios organizacionales, etc. Consecuencia de esto han sido las diferentes denominaciones con las que se le ha calificado; por ejemplo: método etnográfico, método de observación participante, estudio de casos, método de interaccionismo simbólico fenomenológico, interpretativo o constructivista; pero la más utilizada es el de métodos o técnicas cualitativas.

La etiqueta métodos cualitativos no tiene significado preciso en ninguna de las ciencias sociales. A lo más puede ser visto, como un término paraguas que cubre una serie de técnicas interpretativas que pretende describir, descodificar, traducir y sintetizar el significado, no la frecuencia, de hechos que acaecen más o menos naturalmente en el mundo social. Investigar de manera cualitativa es operar símbolos lingüísticos y, al hacerlo así, intentar reducir la distancia entre indicado e indicador, entre teoría y dato, entre contexto y acción (Van Manen citado por: Ruiz 1999:22).

Una de las características fundamentales de estas técnicas es de utilizar múltiples fuentes de información, destacando las observaciones de primera mano de los fenómenos sociales. En este sentido se puede decir que el trabajo cualitativo comienza con una observación detallada y próxima a los hechos, buscando lo específico y local con el fin de descubrir posibles patrones de comportamiento. Se da especial importancia a la observación de casos concretos y a la conducta de los individuos en sus actividades de interés; en este marco del mundo cotidiano de la vida es donde se encuentran los verdaderos problemas de investigación, en lugar de los que alteran la rutina social. El orden social se explica en términos de las costumbres, las circunstancias concretas y la interacción social. Los núcleos de interés son los fenómenos recurrentes en tiempos y espacios concretos. El descubrimiento y la exposición son más importantes en la investigación que la explicación y la predicción. Aquí las generalizaciones se elaboran tentativamente en función de la capacidad específica que cada investigador tiene para interpretar los datos, los cuales reconocen a los fenómenos sociales como particulares y ambiguos en lugar de replicables y claramente definidos (Ruiz 1999: 21-22).

En el análisis cualitativo se aplica una metodología específica para captar el origen, el proceso y la naturaleza de los significados que surgen en la interacción simbólica de los individuos. Su objetivo es la captación y reconstrucción de significados, su lenguaje es básicamente conceptual y metafórico, su método de captar información es flexible y no estructurado, su procedimiento es más inductivo que deductivo y su orientación es holística y concretizadora.

Con esta metodología los datos son extraídos a través de observaciones lentas, prolongadas y sistemáticas, con base en notas, libros de registros, records y grabaciones entre otros, en un diálogo constante con la unidad de información observada. En este contexto se habla de una flexibilidad completa en el trabajo de investigación, es decir, se puede cambiar en cualquier momento la hipótesis de trabajo, la fuente de información y la línea de interpretación (Ruiz 1999:24).

4.2 Métodos cuantitativos

Estos métodos identificados dentro de la filosofía científica positivista, que tuvieron como antecedentes principalmente las ciencias naturales y que caen de manera particular en la metodología estadística, la cual se apoya fundamentalmente en la matemática y la probabilidad, funcionan principalmente a base de indicadores y modelos que busca explicar los fenómenos sociales a través de generalizaciones objetivas. A ellos sus defensores le atribuyen ser los únicos capaces de mantener la objetividad, neutralidad y fiabilidad del quehacer científico.

La generalización de sus resultados, apoyados en evidencia empírica, generan cuatro tipos básicos de explicación: deductiva, inductiva, teleológica (funcional) y genética, los cuales se basan en la reproducción y replica de los fenómenos, a través de las cuales es posible investigar su regularidad con el fin de expresarla en forma de leyes y relaciones empíricas.

La información es recabada a través de experimentos controlados, sondeos masivos y recolección de cifras históricas, sobre las cuales es posible medir sus niveles de error, lo que permite hablar de representatividad de las unidades analizadas así como de la confiabilidad y validez de sus resultados en términos probabilísticos.

Dentro de estos métodos que funcionan a base de variables individuales o conjuntos de ellas, se encuentran las técnicas descriptivas, la estimación de parámetros, las pruebas de hipótesis, la estadística univariada y multivariada, las técnicas paramétricas y las no paramétricas, así como los métodos de muestreo probabilístico, entre otros.

5. La investigación social aplicada

Si se considera que la investigación aplicada puede partir de dos planteamientos; uno, cuando el fenómeno investigado se desarrolla a partir de las fuentes de información existente; y otro, cuando se esta en la posibilidad de construir los datos que alimentarán el estudio. De estas dos posturas se pueden desprender dos más; una es usar ambos planteamientos de manera combinada; y otra es partir de la segunda para que a través de la manipulación de los datos construir los que harían falta para el análisis, cosa que no siempre será posible.

Tomando en cuenta a los niveles de análisis micro y macro, así como las metodologías cualitativas y cuantitativas bajo un planteamiento epistemológico la única posibilidad viable sería la segunda. Sobre esto, la propuesta de Hugo Zemelman es la de "mantener una postura epistemológica que propicie la formación de un pensamiento "abierto y problematizador" ..., (Zemelman 2000b:14), lo cual a la luz de la investigación aplicada a nivel micro suena bien, pero a nivel macro (1) ya no tanto. El sentido de esto último es que en el nivel macrosocial, como es el caso de una parte importante del trabajo relacionado con la dinámica demográfica de los grandes agregados, donde generalmente no es posible partir de una postura epistemológica que pueda ser concretada en la realidad, por ejemplo la migración.

Sí este fenómeno es investigado en el nivel macrosocial desde una perspectiva cualitativa, el sujeto cognoscente poco o nada puede hacer para generar la información que requiere o bien analizarla, porque no tendría los medios económico y técnicos para hacerlo; por un lado debe recurrir a las fuentes de información que tiene disponibles, las cuales se produjeron con antelación utilizando variables cuantitativas por las agencias gubernamentales; y por otro, un enfoque cualitativo generaría tal cantidad de información que resultaría prácticamente imposible sistematizarla y analizarla. Aquí las posibilidades que le quedan al investigador es repensar desde un punto de vista epistemológico, a la luz de los datos existentes el trabajo que tiene que desarrollar y si la manipulación de estos lo llevan a poder extraer la información adicional que una postura epistémica le reclama.

Cuando este fenómeno se trabaja a nivel de localidad o de una pequeña área geográfica el enfoque epistemológico proporciona todas las posibilidades de problematizar el objeto de estudio y sus relaciones con la realidad social, y a partir de esto determinar cual de las metodologías (cualitativa o cuantitativa) será utilizada tanto en la recolección como en el análisis de los datos, con el fin de descubrir el futuro en lo real de hoy (op. cit.30), pudiéndose privilegiar en este caso la utilización de las técnicas cualitativas, sin excluir el uso combinado de ambas.

En la misma obra citada, al hablar de indicadores, el autor establece que debe buscarse un sistema de observables que, siendo delimitados, no respondan estrictamente a una derivación teórica, en oposición a la idea clásica de indicadores que se apoya, explícita o implícitamente, en determinados supuestos teóricos (op. cit. p. 75). Partiendo de esto se podrían definir dos tipos de indicadores, los denominados como clásicos (que se les podría llamar indicadores cuantitativos) y los no clásicos (que se pueden nombrar como indicadores cualitativos) (2). Los primeros representados por números y los segundos como conceptos construidos a través de las categorías establecidas.

Más adelante Zemelman establece la diferencia entre un enfoque teórico y otro que no lo es, entendiéndose este último como un momento preteórico. Al primero lo llama normativo y al segundo procesual. Sobre este último habla de que requiere de indicadores que den cuenta del modo en que diferentes esferas de lo real pueden llegar a articularse en su praxis; lo que por consiguiente, obliga a considerar a los contextos que especifique históricamente lo puramente normativo. Retomando lo expuesto, los indicadores cuantitativos podrían denominarse también indicadores normativos y los cualitativos como procesuales.

En este punto se puede abrir un poco más la cuestión en las direcciones siguiente; una, la utilización de uno de ellos no invalida el uso de los otros, porque existen fenómenos como los demográficos donde es prácticamente imprescindible la presencia de los primeros; y otra, reconociendo que un planteamiento preteórico bajo la perspectiva epistemológica abre un amplio campo de posibilidades sobre la realidad, no pocas veces deben mantenerse ciertas posiciones teóricas; lo importante en este caso es no entrar en contradicciones, ni enclaustrar el trabajo en un esquema explicativo particular.

Es importante aclarar que no se está invalidando el enfoque hecho por Zemelman, ya que éste indudablemente abre una gran cantidad de puertas para ver el trabajo de investigación y con ello una gran número de facetas. En este sentido la propuesta es de ver el trabajo de investigación como un ir y venir entre las categorías preteóricas y lo teóricamente establecido, como una forma de llegar a lo normativo del mundo real y lo procesual de éste como potencialidad de lo posible.

Zemelman establece que lo normativo se opone a lo posible, ya que el primero se restringe a dar cuenta de si se progresa o no en el logro de determinadas metas (op cit. pp. 74-75), y lo segundo, atiende a la potencialidad que se contiene en una situación dada (op cit. p. 75). Más adelante advierte que en estos términos no se requiere de indicadores normativos sino de encontrar señales de lo que se contiene como potencialidad en una situación dada (op cit.).

En este sentido, porqué no buscar un planteamiento que además de mantener proposiciones teóricas se conjugue con el momento preteórico y de manera conjunta construir otras que no entren en contradicción sino que se complementen; es decir, porqué no pensar que la potencialidad me lleva a lo posible y lo posible a lo normativo, y con esto proponer nuevos enfoques.

Actualmente las ciencias sociales enfrenta fuertes problemas en el área de la investigación aplicada, como los siguientes: poco trabajo parte de un razonamiento epistémico y por lo tanto de una forma de pensamiento categorial para la construcción del conocimiento; se busca obtener datos con una u otra metodología, como una forma de dar sustento científico al trabajo; una vez hecha la recopilación de los datos, tampoco se evalúa de manera objetiva sus alcances, esto es hasta donde es permisible inferir con la información disponible, llegando no pocas veces a un abuso en las inferencias; el manejo de grandes volúmenes de datos que permiten los sistemas computacionales de análisis tanto cualitativo como cuantitativo, hacen que el investigador se vea seducido por ambas herramientas y sienta la necesidad de prestigiar su trabajo a través del estudio de un número considerable de casos, muchas veces con poca fortuna, del cual poder extraer conclusiones que no pocas veces van más allá de lo que su información le permite. Esta situación se repite en un buen número de trabajos que se realizan en la investigación social aplicada; en cuántos de ellos que son publicados se sacan conclusiones, se infieren y construyen modelos sumamente sofisticados sin sustento alguno; o bien hacen análisis cualitativo a nivel micro sin un soporte metodológico consistente.

Por otro lado en algunos países de América Latina, entre ellos México, los partidarios del análisis cuantitativo cada vez disponen de un mayor número de fuentes de información, principalmente de encuestas, las cuales se encuentran subexplotadas. Las últimas encuestas demográficas realizadas en México proporcionan múltiples posibilidades de análisis, las cuales no han sido exploradas del todo; además, junto a las bases de datos que se ponen a disposición de los usuarios los coeficientes que permiten estimar totales, a partir de las muestras, de las poblaciones estudiadas, siempre que esto se haga de manera adecuada.

Ante esta situación se presenta otro fenómeno; el de los que abusan en la utilización de los datos y los que temen caer en estos abusos y por tal motivo descalifican todo, hasta la utilización adecuada de las encuestas o cualquier otro tipo de fuentes, no pocas veces por falta de conocimiento. Es indudable que estamos ante una nueva era en la utilización de las fuentes de información. Aunque actualmente existe una gran incultura en el uso de éstas, poco a poco la gente se ira cultivando y las técnica de análisis se harán cada vez más accesibles, el manejo será cada vez más claro, el lenguaje y las metodologías cualitativas-cuantitativas se convertirán en algo cotidiano y el enfoque epistémico debidamente aplicado cuando se genera la información o cuando se parte de la ya existente, deberá redundar en un trabajo de calidad que reproduzca una realidad concreta de manera más fiel.

En la investigación social es menester tener presente que en ningún lugar ni ámbito de la actividad humana existe una realidad dada independiente del sujeto, lo que lleva a considerar a la totalidad de las técnicas y prácticas de investigación como configuraciones históricas encargadas de construir realidades. En este sentido las técnicas construyen un resultado en el contexto de la lingüística social (Gutiérrez 1999:28)

6. Conclusiones finales

El mismo planteamiento epistemológico puede abarcar tanto a la metodología de análisis cualitativo de datos como a la cuantitativa. En el ámbito de la investigación aplicada, la forma de hacer operativa las diferentes categorías planteadas es lo que hace la diferencia, en otras palabras, el camino que se siga tanto en los métodos de captar la información como en su análisis, lleva a la selección de una u otra técnica o alguna combinación de ellas, lo que a su vez remite al tipo y alcance (espacio-temporal) de la investigación que se desea realizar, situación que debe ser resulta en los niveles micro y macrosociales, es decir, el nivel de particularidad o generalización al que se desea llegar; sin olvidar, los recursos materiales y humanos que se tienen disponibles para realizar el trabajo, que son en última instancia los que determinan la viabilidad de éste.

Ambos métodos se consideran útiles de manera individual o complementaria, el acierto del investigador estriba en aplicarlos de forma provechosa en aquellos casos para los que resultan más adecuados. A pesar de no existir una frontera rígida y estable entre ambos, una de sus diferencia fundamental se encuentra en la capacidad heurística que posee cada uno por lo que sus posibilidades de uso complementario en diferentes tipos de trabajo podrían resultar adecuados, considerando como establecen Gutiérrez y Delgado (1999:48) que el instrumental metodológico aún es precario, en lugar de restar hay que sumar posibilidades, para lo cual se debe eliminar cualquier ortodoxia dentro, con el fin de enriquecer las pautas de análisis ... . Es preciso reconocer que ni un conjunto de técnicas concretas, ni una serie de postulados axiomáticos bien elaborados son suficientes para expresar sin ambigüedades el mundo real.

Aunque hay autores que de manera poco afortunada establecen que el problema no se resuelve con el planteamiento del uso conjunto de ambas metodologías, sino que en ciertos casos lo acentúa cuando se concibe como un pacto de uso entre desiguales, donde el papel protagónico lo juegan los métodos cuantitativos al relegar a los cualitativos a un papel secundario al relegarlos al descubrimiento de aspectos y problemas cuya comprobación científica queda reservada a las técnicas cuantitativas (Ruiz 1999:28).

Las carencias y bondades de las que se acusan uno y otro método en no pocos casos son aplicables a ambos; por ejemplo, a los modelos estadísticos se les acusa de estar muy lejos de aproximarse a lo complejo de la realidad social y por lo tanto al margen de cualquier problemática teórica o práctica de las que afrontan verdaderamente las ciencias sociales; situación totalmente también aplicable a los modelos cualitativos, sus marcos teóricos y conceptuales ¿logran representar la realidad inmersa en la totalidad, después del momento epistemológico?. Además, en ambos casos las inferencias que se hacen con estos métodos se revisten no pocas veces de un rigor del cual carecen en la realidad.

La conceptualización de ambas técnicas como antagónicas puede llevar por mal camino tanto la discusión como la práctica metodológica actual. Para Cook y Reichardt (citado por Ruiz 1999:28) su uso conjunto lejos de dificultar o empobrecer una investigación la potencian, al abrir un mismo trabajo a múltiples objetivos, vigorizar puntos de vista y percepción que de manera aislada no podría hacerse, así como contrastar resultados posiblemente divergentes, obligando con ello a replanteamientos o razonamientos más depurados.

A pesar de lo anterior todo parece indicar que la integración en el futuro no lejano de estos métodos es inevitable, en términos no sólo del costo sino del beneficio que conjuntamente ellas proporcionan, sin olvidar las discontinui-dades teóricas que pueden presentar, esto es su uso no puede ser indiscriminado. Para ello se debe renunciar a cualquier ortodoxia y la creencia de la pureza de los métodos considerando que las técnicas no son los elementos más relevantes y decisivos para dilucidar los problemas metodológicos de las ciencias sociales.

La práctica cotidiana muestra que aún en los métodos cuantitativos un número importante de sus generalizaciones son cualitativas, si bien los indicadores son numéricos sus diferencias son cualitativas; por ejemplo, se dice "el promedio de edad de la población aumento...".

En este sentido Gutiérrez y Delgado (1999: 27) proponen un modelo de un espacio continuo cuyos extremos no están definidos a izquierda por lo cualitativo y a derecha por lo cuantitativo, sino por una gradación que va desde el énfasis en la técnica y la ausencia de reflexión metodológica y epistemológica, hasta el énfasis precisamente de la reflexión metodológica y epistemológica.

En el análisis de los fenómenos sociales a partir de la observación dentro del paradigma cualitativo o cuantitativo se recrea y reconstruye la realidad bajo perspectivas metodológicas diferentes en las que los científicos de uno y otro bando, bajo la lupa de cada una de estas metodologías, buscan pasar a hechos y datos objetivos naturales y universales. Si bien por un lado es necesario elaborar teorías que permitan abundar en la complejidad de la realidad, que nos habiliten en la creación de espacios y tiempos nuevos de participación, donde la complejidad debe ser entendida como la renuncia a la definición del hombre como ser eminentemente racional, por otro, no se puede olvidar el conocimiento acumulado a través del tiempo y borrarlo de un plumazo, donde el investigador debe construir un nuevo paradigma cada día en su quehacer cotidiano, lo cual resulta poco probable. El investigador en su marco de razonamiento trae la carga teórica que ha acumulado durante toda su vida, lo cual no debe perderlo ya que su práctica cotidiana encontrará parámetros que debe romper para no resultar conservador en su discurso.

Notas

  1. Si bien los conceptos de micro y macro son muy elásticos, como mencionó en el apartado tres, en el sentido de la magnitud que pueden representar, en este trabajo se hablará de ellos para referirse a contextos espaciales amplios a nivel macro y contextos locales restringidos a nivel micro; por ejemplo: municipios y estados (macro) y comunidades y familias (micro).
  2. En este contexto, el concepto de indicador es tomado más en su sentido etimológico que en la connotación cotidiana que se le ha dado de asociarlo a un número.

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Cinta de Moebio
Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X